Teresa Rodriguez trabajaba como enfermera atendiendo pacientes en un centro que atiende a personas con problemas de memoria, cuando se dio cuenta de que a sus pacientes no se les ofrecían servicios espirituales. Mientras conversaba un día con una paciente y su esposo, surgió la idea de organizar un momento para rezar el Rosario. Rodriguez decidió inmediatamente hacerlo realidad.
“Ese día hablé con la directora de actividades... y estaba encantada. [Ella estaba] tan emocionada de que siquiera consideráramos venir a rezar con los residentes”, contó Rodriguez a CNA —agencia en inglés de EWTN News— en una entrevista.
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En ese momento, Rodriguez dirigía un grupo de estudio bíblico en su parroquia, Sacred Heart of Mary en Boulder, Colorado (Estados Unidos). Preguntó a las mujeres de su grupo si alguna estaría dispuesta a ser voluntaria para rezar el Rosario con los pacientes del centro de cuidado de la memoria. Dos de ellas se ofrecieron a acompañarla.
El evento fue un éxito inmediato. Lo que comenzó como una actividad semanal pronto se convirtió en dos veces por semana, y luego en tres. Rodriguez publicó anuncios en los boletines de las parroquias cercanas y logró reunir más voluntarios. Así nació lo que hoy se conoce como “The Rosary Team” (“Equipo del Rosario”), que comenzó en 2019 y actualmente cuenta con más de 500 voluntarios en 18 estados.

Incluso durante la pandemia de COVID-19, el Equipo del Rosario organizó rosarios por Zoom que se transmitían en los centros. Cuando comenzaron a reabrir, Rodriguez contactó de nuevo a los centros para ver si podían volver a rezar el Rosario en persona y, para su sorpresa, había aún más entusiasmo por recibir a personas que rezaran con los residentes.
A lo largo de los años, Rodriguez ha vivido muchas experiencias conmovedoras con los residentes de los centros de cuidado de la memoria.
“Una que realmente me llegó fue cuando estaba rezando con una residente y, al terminar, me dijo: ‘Esa es la primera Ave María que rezo en 45 años’”, recordó Rodriguez.
Agregó que a veces se encuentran con residentes que no pueden hablar o sólo pueden decir muy pocas palabras, “y de repente, comenzamos a rezar el Rosario con ellos y dicen en voz alta las oraciones del Rosario”.
Melanie McClanahan, voluntaria del Equipo del Rosario, dijo que su tiempo como voluntaria en el ministerio “ha sido un milagro en mi vida y veo cómo es un milagro en la vida de otros. He visto personas sanar, incluyéndome a mí misma; he visto a familiares unirse, y he visto a personas que no estaban seguras de sus creencias crecer en su amor por Jesús y su devoción a nuestra Santísima Madre”.

Cuando se le preguntó por qué es tan importante hacer este tipo de trabajo con los ancianos y personas con problemas de memoria, Rodriguez respondió: “Los ancianos son silenciosos y no los vemos mucho —debido a sus problemas de salud y movilidad— y pueden ser fácilmente olvidados, especialmente cuando están en centros, cuando no están en nuestras parroquias, en nuestros vecindarios o en las tiendas. Son un grupo muy fácil de olvidar y no queremos olvidarlos”.
“Esto es un tema provida dentro del ministerio provida, que debemos cuidar a las personas desde la concepción hasta la muerte natural, y esto es parte de cuidarlos, de reconocerlos y darles amor”, añadió.
Rodriguez dijo que espera que tanto los voluntarios como los residentes se vean impactados por este ministerio y que “la fe y el amor a Dios crezcan a través del Equipo del Rosario, y a través de los voluntarios y residentes rezando juntos”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.