El Papa Juan Pablo II afirmó esta mañana que “la reflexión sobre la muerte es benéfica porque relativiza tantas realidades secundarias que desgraciadamente hemos absolutizado, como la riqueza, el éxito, el poder”.
En la audiencia general de este miércoles, celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa meditó sobre la segunda parte del Salmo 48, "La riqueza humana no salva", que al igual que en la primera, "condena la ilusión generada por la idolatría de la riqueza".
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Ante unas 20 mil personas, el Santo Padre afirmó que el salmo propone "una meditación real y severa sobre la muerte, meta ineludible fundamental de la existencia humana".
"A menudo intentamos ignorar por todos los medios esta realidad, alejando este pensamiento de nuestro horizonte. Pero este esfuerzo, además de ser inútil es inoportuno”, explicó.
El Santo Padre agregó que "el salmo cambia de repente. Si el dinero no consigue 'rescatarnos' de la muerte, hay sin embargo uno que puede redimirnos de aquel horizonte oscuro y dramático": Dios.
"De este modo se abre un horizonte de esperanza e inmortalidad para el justo. Dios mismo paga un rescate y arranca de las manos de la muerte a su fiel, porque es el único que puede vencer la muerte, inexorable con las criaturas humanas", señaló.
Según el Papa, por este motivo el salmista "invita a 'no temer' y a no envidiar al rico cada vez más arrogante en su gloria porque al llegar la muerte será desnudado de todo, no podrá llevar ni oro, ni plata, ni fama, ni éxito. Sin embargo, el fiel no será abandonado por el Señor, que le indicará 'la senda de la vida, saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha'".