Los presos siempre ocuparon un lugar especial en el corazón del Papa Francisco, algo que no dejó de mostrar a lo largo de su pontificado.

Los visitó en los diferentes países a los que viajó e incluso decidió abrir él mismo una Puerta Santa, por primera vez en la historia, en la cárcel de Rebibbia por el Jubileo de la Esperanza.

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En su primera Semana Santa tras ser elegido Pontífice, en el año 2013, se trasladó a la cárcel para lavar los pies a los presos, un gesto que repitió cada año hasta su último Jueves Santo, cuatro días antes de morir.

El pasado 17 de abril, en medio de su fragilidad, visitó a los presos de la cárcel Regina Coeli, cercana al Vaticano, testimonio de su incansable defensa de la dignidad humana y su predilección por los descartados.

El Papa Francisco en su visita a la cárcel de Regina Coeli este Jueves Santo. Crédito: Vatican Media
El Papa Francisco en su visita a la cárcel de Regina Coeli este Jueves Santo. Crédito: Vatican Media

 El P. Raffaele Grimaldi, inspector de los capellanes de las cárceles italianas destacó en conversación con ACI Prensa que este gesto del Santo Padre, cargado de simbolismo, es una muestra de que “su atención hacia los últimos y hacia los pobres la manifestó hasta el último día”.

El “gran mensaje” del Papa Francisco

“Al ir a Regina Coeli, pocos días antes de volver a la casa del Padre, quiso dejarnos un gran mensaje de atención hacia los encarcelados. Él luchó por ellos desde el primer momento desde que fue elegido Pontífice, pero también antes, ya cuando estaba en Buenos Aires”, remarcó.

Para el P. Grimaldi, quien antes de coordinar a los 230 sacerdotes que atienden a los presos en Italia fue capellán en la cárcel Secondigliano de Nápoles durante 23 años, señaló que, de alguna manera, el Santo Padre quiso despedirse de ellos, después de darles esperanza durante más de 12 años.

“El Papa Francisco dejó este mundo terrenal entregándonos una tarea: la de continuar su obra junto a los encarcelados”, subrayó el sacerdote italiano. 

A pesar de su delicado estado de salud, el Santo Padre se reunió con 70 presos al inicio del Triduo Pascual. Durante el encuentro, el Pontífice explicó el motivo de su visita, vinculada al Jueves Santo y al tradicional gesto del lavatorio de los pies: “Me gusta hacer cada año lo que hizo Jesús el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel”.

“Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros. Rezo por vosotros y por vuestras familias”, dijo el Pontífice a los presos con un débil tono de voz.

Tras un momento de oración, el Papa Francisco saludó personalmente uno a uno a todos los detenidos, a quienes impartió su bendición.

El P. Grimaldi señaló que cada preso tiene una historia que compartir: “Historias de sufrimiento, de soledad, de abandono, pero también una historia de pecado”. 

“El Papa Francisco, cuando en estos años lavó los pies en el Jueves Santo en varias cárceles italianas, quiso hacer comprender que, delante de los pies, él no tenía ningún prejuicio, ni siquiera hacia quienes habían cometido delitos graves. Así, el detenido se siente acogido, sin ser juzgado, se siente levantado por las palabras y los gestos del Papa”, añadió.

Imagen del Papa en la cárcel del Regina Coeli este Jueves Santo. Crédito: Vatican Media
Imagen del Papa en la cárcel del Regina Coeli este Jueves Santo. Crédito: Vatican Media

“¿Por qué ellos y no yo?”

A la salida de la cárcel el pasado Jueves Santo, el Papa Francisco recordó la pregunta que se asomaba en su interior cada vez que visitaba un centro penitenciario: “¿Por qué ellos y no yo?”.

El P. Grimaldi recordó que, durante sus encuentros con los encarcelados, “repetía con frecuencia esta expresión para decir que dentro de nuestros institutos penitenciarios hay también personas inocentes”. 

“Porque se puede acabar fácilmente en la cárcel —precisó el sacerdote— a causa de una condena humana, que también puede ser una condena errónea, de personas humanas que pueden equivocarse”.

Por ello, señaló que dentro de las cárceles “hay muchas personas inocentes, que esperan salir porque no han cometido delitos”.

En este contexto, el P. Grimaldi afirmó que el futuro Obispo de Roma tendrá también “el compromiso de continuar con la obra del Papa Francisco hacia los presos”. 

“Él sembró una semilla y su mensaje debe mantenerse”, concluyó.