La Enciclopedia Católica (EC) señala que vacante se refiere al periodo en que un oficio o posición no tiene a un titular. En ese sentido, la Sede Vacante es el tiempo en que la Iglesia no tiene un Pontífice y la Cátedra del Obispo de Roma está vacía.
Compartimos en esta nota 7 datos importantes sobre este momento crucial del cual saldrá un nuevo Papa.
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1. ¿Cuándo se da?
El Código de Derecho Canónico (CIC) establece que la Sede Vacante se da por 3 motivos: la muerte del obispo, la renuncia que él hace a este servicio y que es aceptada por el Papa, o cuando hay “traslado y privación intimada al obispo”. En el caso de la renuncia de un Pontífice, la EC recuerda lo que sucedió con el Papa Celestino V.
“Como el Papa no tiene superior, Celestino V (1215-1296 d.C.), quien renunció al papado, publicó una Constitución especial (L. I, tit. 7 en 6°) declarando que el Colegio de Cardenales es competente para aceptar la abdicación formal del Papa”, precisa.
Algo parecido se dio con la renuncia de Benedicto XVI, quien la comunicó leyendo una Declaratio (declaración) en Latín por ser el idioma de la Iglesia, durante un consistorio de cardenales.
Por otro lado, cuando un pontífice fallece, se inicia el período de Sede Vacante. Mientras que en una dimisión hay que considerar la fecha de cuando el Papa abdica y la fecha en que efectivamente deja el cargo y ya se inicia la Sede Vacante.
Por ejemplo, Benedicto XVI comunicó su renuncia el 11 de febrero de 2013, pero recién se hizo efectiva el 28 de febrero de ese año a las 8 pm, hora de Roma.
2. La misión del Camarlengo durante la Sede Vacante
En la Sede Vacante se activan las funciones del Camarlengo, el cual fue nombrado previamente por el Santo Padre. En la actualidad, el Cardenal Kevin Farrel es quien tiene asignada esta responsabilidad.
En la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium (PE) del Papa Francisco se indica que su función es “velar y administrar los bienes y derechos temporales de la Sede Apostólica” hasta que se elija un nuevo Papa. En este sentido, tiene la potestad para solicitar toda información sobre la situación económica de la Santa Sede y de las administraciones que dependen de ella.
3. El sello del cuarto del pontífice
En la carta apostólica Universi Dominici Gregis (UDG), sobre el protocolo ante la Sede Vacante que estableció San Juan Pablo II, se indica que una vez que muere el Pontífice, el Camarlengo tiene que ir a constatar el fallecimiento.
Posteriormente debe sellar el estudio y el dormitorio del difunto pontífice. Después de la sepultura, recién se sellará el apartamento papal por completo.
Por otro lado, el Camarlengo debe comunicar oficialmente la muerte del Pontífice al Cardenal Vicario para la Urbe, quien tiene que dar la noticia al pueblo romano.
La UDG también indica que el Decano del Colegio de cardenales es quien tiene la misión de avisar la muerte del Papa a todos los purpurados y de convocarlos para que vayan al Vaticano. Asimismo, el Decano es quien informa de fallecimiento al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y a los mandatarios de estas naciones.
4. Los que conservan sus cargos
Según la Constitución Apostólica Pastor Bonus de San Juan Pablo II “todos los dirigentes y miembros de los dicasterios cesan en el cargo”. Sobre este punto la UDG detalla más e indica que el Secretario de Estado, los cardenales prefectos, presidentes arzobispos e integrantes de los dicasterios también cesan.
No obstante, el Camarlengo, el Penitenciario Mayor y el Limosnero se mantienen en sus funciones. Además, en la PE se confirma que “los secretarios se ocupan del gobierno ordinario de las instituciones curiales, tratando únicamente los asuntos de la administración ordinaria”.
La PE también describe que el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias inicia en su funciones relacionadas a la Sede Vacante y elección del Papa. Éstas están establecidas en la UDG.
Por otro lado la Constitución Apostólica Vicariae Potestatis in Urbe (VPU), sobre el vicariato de Roma, estipula que durante la Sede Vacante, el Cardenal Vicario General de la Diócesis de Roma, quien ejerce el gobierno pastoral en la diócesis del Papa, no cesa en el cargo.
“Tampoco cesa en su jurisdicción el Cardenal Arcipreste de la Basílica Vaticana y Vicario General para la Ciudad del Vaticano” puntualiza la UDG. Asimismo, se mantienen los Representantes Pontificios, mientras que el Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica y el Tribunal de la Rota Romana continúan sus responsabilidades según sus leyes.
5. Las obligaciones de los cardenales electores
La UDG establece que todos los cardenales con derecho a voto están obligados a ir al Vaticano para elegir al nuevo Pontífice. Sólo se exceptúan aquellos que tienen alguna enfermedad o situación grave que haya sido reconocido por el Colegio de Cardenales. Los que se rehúsen a ingresar al Vaticano o se salgan sin aprobación oficial quedarán excluidos.
También dejan de ser cardenales electores “aquellos que, antes del día de la muerte del Sumo Pontífice o del día en el cual la Sede Apostólica quede vacante, hayan cumplido 80 años de edad”.
Por otro lado, la Casa Santa Marta, la Capilla Sixtina y las zonas para las celebraciones litúrgicas quedan cerradas a personas no autorizadas. Toda actividad en el Vaticano será regulada para que no afecte el libre desarrollo de la elección.
En este sentido, las personas ajenas a la elección están prohibidas de dialogar con los cardenales y éstos no pueden usar ningún medio para comunicarse con alguien externo al cónclave, salvo que se trate de algo grave y con un permiso especial.
Las personas que deben atender a los cardenales tienen que hacer un juramento y deberán guardar estricto secreto.
6. Las congregaciones de los cardenales
Antes de que inicien las votaciones, los cardenales tendrán congregaciones generales y particulares. En la primera participan todos los electores y no electores que así lo deseen. Mientras que la particular está conformada por el Camarlengo con tres purpurados electores provenientes de las tres órdenes de cardenales (obispos, sacerdotes y diáconos).
Estos tres cardenales serán elegidos por sorteo y serán renovados cada tres días también por sorteo. Los problemas de mayor importancia se verán en la congregación general, pero las de menor importancia serán tratadas por la particular. Esta dinámica se mantendrá en el proceso de elección.
Es preciso indicar que todos los purpurados hacen juramento de cumplir estrictamente todo el protocolo que rige antes y durante la elección del pontífice, así como de mantener todo en secreto.
Sobre el Papa fallecido, en las congregaciones también se decide el día y la hora de su traslado a la Basílica de San Pedro; su velatorio y entierro; así como la anulación de su Anillo del Pescador y sello de plomo.
En las congregaciones se decide el día y la hora del inicio del cónclave.
7. La Invocación al Espíritu Santo
Luego de las exequias del Papa difunto, todos los cardenales electores irán a la Basílica de San Pedro o donde se haya determinado más conveniente para celebrar la Misa votiva Pro eligendo Papa. La UDG indica que posteriormente partirán de la capilla Paulina del Palacio Apostólico entonando el canto Veni Creator hasta ubicarse en la Capilla Sixtina.
No obstante, en el Cónclave del 2013 los cardenales llegaron en procesión a la Capilla Sixtina cantando las Letanías de los Santos. Cuando estuvieron ubicados en sus asientos recién entonaron la invocación al Espíritu Santo.
Luego todos harán públicamente juramento para cumplir todas las reglas dispuestas por San Juan Pablo II y los siguientes Papas para la elección del nuevo Pontífice y se comprometen a mantener todo en secreto, colocando una mano sobre los santos Evangelios.
Seguidamente, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias pronunciará las palabras en latín extra omnes (todos fuera) y los que no deben estar en la Capilla Sixtina deberán retirarse para poder iniciar el cónclave en sí mismo.