Fieles de la Arquidiócesis de Buenos Aires se congregaron espontáneamente este lunes en la Catedral Metropolitana, lugar que supo ser la cátedra del Cardenal Jorge Bergoglio en sus tiempos como arzobispo, para despedir al Papa Francisco, que murió este lunes de Pascua en Roma.

Desde distintos puntos de la ciudad, y en el usual tránsito de un lunes por la mañana, muchos se detuvieron por algunos momentos para visitar el templo y ofrecer un momento de oración ante el retrato del Papa Francisco, una ofrenda floral, y la mitra que solía usar en Buenos Aires, antes de partir para participar del cónclave en el que resultó elegido Pontífice y nunca regresó.

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Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/ACI Prensa
Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Crédito: Julieta Villar/ACI Prensa

Se nos fue el Papa de los pobres

“Se nos fue el Papa de los pobres”, dice visiblemente emocionado Carlos, un jubilado de 78 años, que llegó desde Parque Chacabuco porque acudir a la Catedral es algo que “necesitaba, desde el fondo de mi corazón”. 

“Estoy devastado, no podía creer, más que ayer lo había visto por la televisión italiana cuando dieron la misa de Pascua”, admite.

“Es el Papa de los pobres, de los humildes, qué sé yo. Él quería la unidad de todos, sobre todo de los argentinos, para que lucháramos por un país mejor, por una situación económica y social que se revirtiera y que pudiéramos estar todos unidos en un país tan rico como este, que no tuviéramos tanta gente pobre”, afirma. 

Tal como lo hizo aquel 13 de marzo cuando lo eligieron Papa, Carlos regresa hoy a la catedral para pedirle a Francisco “que nos ayude desde el cielo, junto a Dios, que nos ayude a todos para poder salir de este mal momento, que no merecemos, porque es un país riquísimo y no puede haber tanta gente pobre”.

Pensar en el otro, servir al otro, estar para el otro

Camila tiene 26 años y luce un pantalón con el escudo de San Lorenzo, el equipo con el que simpatizaba el Santo Padre. La muerte del Papa, “era un mensaje que yo no quería aceptar”, reconoce, pero afirma: “Para mí significaba mucho. Perdí a mi mamá hace cuatro años, y a raíz de un tema de salud que tengo, me empecé a acercar mucho más a la Iglesia. Y las palabras que él tenía, yo las tomaba y las sentía como parte de ayuda para la vida, digamos”.

“Algo que el Papa deja, como me ha dejado mi mamá, es pensar en el otro, servir al otro, ponerse en el lugar del otro, estar para el otro”, valora. “Más allá de ser el Papa argentino, era una persona simple para mí. Yo lo veía como un argentino más. Él no cambió por ser el Papa y por estar en Roma”. 

Una pareja joven permanece sentada en un banco de la catedral, mirando conmovidos hacia el altar. Son de Olavarría pero se encontraban en la ciudad y sintieron la necesidad de acercarse. “Sentimos que es una representación de los más humildes, de las banderas de la lucha social, siempre comprometido, nunca cambió su forma de ser desde que era obispo acá en la ciudad y anteriormente. Entonces siento que hay que comprometerse también con su legado y mantener su memoria”, resume él, visiblemente emocionado.

Karina vive en Villa Celina pero trabaja cerca del centro y suele pasar por la catedral. “Estaba en mi casa, muy triste, y dije bueno, voy a ir para darle el adiós”. Recuerda especialmente que su hija tomó la Primera Comunión en una gran Misa que presidió el Cardenal Bergoglio en Parque Roca, meses antes de convertirse en Papa. “Él era muy especial, estaba metido en todo”, sonríe al recordar.

Gustavo, por su parte, era colaborador del capellán del Hospital Tornú cuando en 2003, el Cardenal Bergoglio visitó el lugar para realizar con los enfermos el gesto del lavatorio de pies. 

“Ese día lo escuché muy atentamente y me gustó porque era un hombre muy sencillo y cuando hacía las homilías, hablaba, no hablaba para los grandes intelectuales, hablaba para la gente que más necesitaba conocer la Palabra de Dios, que era aquella gente de las villas, la gente que está internada en los hospitales por distintas circunstancias, que es gente de muy poca cultura”, señala. “Él quería entrar al corazón de esas personas”.

Hoy se fue Bergoglio, el cura de Buenos Aires

“Bergoglio era un hombre muy polémico cuando hacía las homilías, de enfrentarse con los grandes poderes. Se ha enfrentado con presidentes que han dejado de venir al Tedeum, que se iban a Tucumán o se iban a Luján, donde se sentían plácidamente cómodos y que el sacerdote hablaba a favor de él. Bergoglio no era eso, Bergoglio era un tipo sencillo pero con la verdad en la boca”, destaca.

Gustavo recuerda especialmente una confesión que tuvo con él: “Después que me terminé de confesar, le digo, me hará rezar 40 Padres Nuestros, 50 Ave María. Y me dice: ‘No, andá y rezá 3 Ave María y 3 Padre Nuestro’. Y lo quedé mirando y me dice: ‘Mirá, el arrepentimiento no es por la boca para llegar a Dios. El arrepentimiento es llegar a Dios a través del corazón”.

"Dios busca eso. No busca la grandeza, busca la humildad para llegar a la persona”, es el mensaje que aún hoy resuena en su memoria. Por eso, sostiene que “hoy no se fue un Papa. Hoy se fue Bergoglio, el cura de Buenos Aires. Se nos fue un gran argentino”.