En el marco del Jubileo de la Esperanza, el pasado 4 de abril se celebró en Roma un Encuentro Mundial de Grupos de Oración de la Renovación Carismática, un movimiento que busca renovar la vida cristiana a través de la experiencia viva del Espíritu Santo.
Del 4 al 6 de abril, realizaron en Roma una formación sobre “intercesión profética” y un encuentro mundial de grupos de oración, en el que participaron personas procedentes de 70 países.
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En conversación con ACI Prensa, Cathy Brenti, secretaria ejecutiva de CHARIS y representante de este servicio en Europa, explica el origen y la misión de este organismo internacional, que hoy articula la vida de la Renovación Carismática en la Iglesia Católica.
Fue en el año 2017 cuando el Papa Francisco expresó su deseo de crear un único servicio para este movimiento eclesial. Dos años más tarde, esta voluntad se hizo realidad con el nacimiento de CHARIS, acrónimo en inglés de Catholic Charismatic Renewal International Service (Servicio Internacional de la Renovación Carismática Católica), que actualmente depende del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
A diferencia de otras realidades eclesiales, CHARIS no es una Asociación Pública de Fieles, sino un ente erigido por la Santa Sede.
La inauguración oficial de CHARIS tuvo lugar el día de Pentecostés de 2019 en el Aula Pablo VI del Vaticano, en un acto que contó con la presencia y las palabras del Papa Francisco.
Brenti recuerda la “triple misión” que les encargó el Santo Padre en aquella ocasión: Compartir el Bautismo en el Espíritu Santo con toda la Iglesia; servir a la unidad del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, sin olvidar la diversidad que la compone; y servir a los pobres y a los más necesitados, física o espiritualmente.
De este modo, la secretaria ejecutiva de CHARIS subraya que su misión fundamental es “animar a toda la Renovación Carismática a vivir plenamente esta triple dimensión: evangelización, unidad y servicio a los más pobres, como corriente de gracia en el corazón de la Iglesia”.
“Una corriente de gracia”
Para Brenti, la renovación carismática es “una corriente de gracia” donde las personas “experimentan al Espíritu Santo como una persona, sabiendo que, muchas veces, las personas lo ‘olvidan’ y prefieren rezar al Padre o al Hijo”.
“Es también un soplo espiritual que permite a todos tener un encuentro personal con Cristo, incluso si la persona no es católica o también si ya está bautizada”, agrega.
La representante de este servicio en Europa subraya que el Espíritu Santo “es verdaderamente esencial y central en nuestra misión. Él es quien nos guía y nos lleva a lugares que tal vez nunca hubiéramos imaginado”.
Con motivo del encuentro realizado en Roma, el Papa Francisco dirigió un mensaje a CHARIS, en el que exhortó a los miembros de este servicio “a ser testigos y artesanos de paz y unidad y a buscar siempre la comunión, comenzando por sus propios grupos y comunidades”. También pidió que el vínculo con sus líderes no sea nunca “fuente de conflicto”.
Estas palabras del Santo Padre fueron para Brenti “un regalo precioso, junto con la hospitalidad” que recibieron en el Vaticano: “Probablemente sea la primera vez en siglos que un grupo como el nuestro pudo reunirse en el Patio de San Dámaso, orar, cantar, con libertad, y tener un encuentro”, subraya.
Destaca que también pudieron atravesar la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro y celebrar la Misa en el Altar de la Confesión, “que estaba más que lleno de personas de la Renovación Carismática, ya que éramos unos mil. Se nos permitió alabar al Señor y cantar como estamos acostumbrados”.
“En CHARIS estamos todos al servicio de todos, con el fin de fomentar la comunión y la paz entre todas las entidades de la Renovación, los obispos y los párrocos”, concluye.