La Abadía de Aubazine, joya del patrimonio cisterciense medieval enclavada en el corazón de Corrèze, en la región francesa de Nueva Aquitania, está a punto de ser restaurada a su esplendor original. La famosa casa de moda Chanel, reconocida por su elegancia atemporal, se comprometió recientemente a financiar gran parte de la restauración de este histórico monumento del siglo XII.
Este gesto tiene un profundo significado simbólico, ya que la historia de la abadía está íntimamente ligada a la de Gabrielle “Coco” Chanel, de quien se dice que pasó allí parte de su infancia.
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Testigo eterno de la época dorada de la Edad Media, con sus austeros muros de piedra y la luz que se filtra a través de sus antiguas vidrieras, el monumento está ahora en manos de monjas de la Iglesia greco-católica melquita, las últimas monjas melquitas en Europa.
Chanel y Aubazine
La naturaleza de los vínculos históricos entre Aubazine y el ícono de la moda parisina sigue siendo un misterio. Muchas biografías afirman que Chanel fue enviada al orfanato de la abadía a los 12 años, tras la muerte de su madre en 1895, y que fue allí donde aprendió a coser.
Hasta la fecha, no existen pruebas definitivas de esta historia, pero varias pistas sugieren una profunda conexión entre Chanel y Aubazine, como declaró Cyril Lecointe, conservador de la abadía, al National Catholic Register: “Sin duda, conocía muy bien la abadía. Cuando construyó su segunda residencia, la Villa La Pausa en Roquebrune-Cap-Martin, le pidió al arquitecto que utilizara elementos arquitectónicos emblemáticos de Aubazine”.
Chanel mandó recrear la escalera del dormitorio que conducía a la iglesia de la abadía en el vestíbulo de su villa, conservando fielmente su característico ángulo roto. También mandó construir un claustro inspirado en las columnas de la abadía. Además, para amueblar La Pausa, adquirió dos armarios antiguos, que unió para imitar un icónico armario del siglo XII que aún se conserva en Aubazine.
En los pocos relatos personales de su infancia que se encuentran en sus biografías, Chanel describe un entorno austero, marcado por el silencio y la estricta disciplina, todos elementos que apoyan la teoría de los años que pasó en el monasterio cisterciense.
Los motivos geométricos de las vidrieras de Aubazine, en particular las líneas y cruces entrelazadas, reaparecen en las icónicas creaciones de Chanel. En particular, algunos creen que el famoso logotipo de Chanel, la doble C entrelazada, se inspiró en los motivos de las vidrieras de la abadía. Es una hipótesis convincente, pero Lecointe la aborda con matices: “Creo que es un símbolo que encontró varias veces en su vida, incluso en Aubazine. Sin duda, dejó huella en ella, y es posible que lo incorporara inconscientemente a su logotipo”, afirmó.

La paleta monocromática distintiva de Chanel —el emblemático blanco y negro de la marca— también parece evocar la simplicidad visual de los hábitos monásticos. ¿Será que el icónico y atemporal "vestidito negro" de la diseñadora se inspiró en estas austeras influencias?
El número 5, símbolo de equilibrio y perfección en la tradición cristiana, era omnipresente en Aubazine, apareciendo con frecuencia en los motivos geométricos del monasterio. Esto también pudo haber dejado una huella imborrable en Chanel, quien posteriormente lo convirtió en un elemento clave de su marca, sobre todo con su legendario perfume.
Independientemente de si vivió allí o no, la huella estética y espiritual de Aubazine en la obra de Chanel es innegable. Su preferencia por las líneas limpias, el minimalismo y el rechazo al exceso resuena profundamente con la arquitectura cisterciense del monasterio.

Rescatando un patrimonio en peligro de extinción
Pero el tiempo ha dejado su huella en la abadía, que requiere una renovación exhaustiva cada 150 años para garantizar su conservación. Los muros de piedra, las vidrieras y la estructura de madera han sufrido los estragos del tiempo. En algunas zonas, el techo corre el riesgo de derrumbarse y la humedad amenaza los cimientos.
Dada la urgencia de la situación, la Casa Chanel, que ha mantenido una estrecha relación con la abadía durante décadas, decidió intervenir, reconociendo el valor histórico del sitio y su vínculo íntimo con la fundadora de la marca.
El proyecto de restauración se centrará en reforzar las estructuras y preservar los elementos cistercienses originales, según Lecointe. Chanel ha financiado la mayor parte de las obras, que ascenderán a varios millones de euros. Está previsto que las renovaciones comiencen este otoño austral y se espera que continúen durante los próximos cinco años.
“La Casa ha comunicado muy poco sobre esto”, dijo Lecointe. “Se trata menos de publicidad y más de preservar un legado con el que Gabrielle Chanel estaba profundamente conectada”.

Las últimas monjas melquitas en Europa
La historia moderna de Aubazine comienza en el siglo XIX, cuando una acaudalada heredera adquirió la abadía y decidió convertirla en un orfanato. Encomendó esta misión a las Hermanas del Sagrado Corazón de María, conocidas por su dulzura y cuidado maternal. El orfanato permaneció activo hasta la década de 1960, tras lo cual el lugar pasó a manos de una comunidad de monjas melquitas de rito bizantino.

Las dos últimas monjas que quedan, quienes siguen salvaguardando un patrimonio monástico centenario, son también las últimas hermanas melquitas de Europa. Con 78 y 92 años, residen en un pequeño monasterio de estilo arquitectónico griego a unos 100 metros de la abadía, ya que el monumento histórico ya no es habitable. Reciben visitantes ocasionalmente —unos 8.000 al año—, pero su principal objetivo sigue siendo la oración y la contemplación.
Fuera del horario de visita, otro residente vigila el lugar: un gato pelirrojo llamado Chachanel, un claro guiño a la fundadora de la casa de moda (un juego de palabras con la palabra francesa para "gato", chat). Guardián y mascota de la abadía, el pequeño felino recorre las piedras del claustro y parece haber adoptado el ritmo tranquilo del monasterio. "Es el dueño del lugar", bromeó el conservador de la abadía.
La historia de la Abadía de Aubazine y Coco Chanel está entrelazada con misterio y profundos ecos. Esta discreta pero decisiva labor de restauración garantizará la preservación de un patrimonio y una cultura que han contribuido a la perdurable influencia de Europa a lo largo de los siglos. Y en el silencio de las piedras cistercienses, bajo la atenta mirada de Chachanel, el recuerdo de Chanel seguirá impregnando las paredes.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.