Las religiosas Evanette Onezaire y Jeanne Voltaire, de la Congregación de las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús, fueron asesinadas en Haití por bandas armadas que siguen sembrando el caos en varias ciudades del país.

La noticia fue confirmada este miércoles por Mons. Max Leroy Mésidor, Arzobispo de Puerto Príncipe, a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), tras los informes de los medios de comunicación sobre el ataque perpetrado por miembros de una coalición de pandillas conocida como Vivre Ensemble (Convivir).

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Este grupo irrumpió el lunes 31 de marzo en la ciudad de Mirebalais, en el centro de Haití, liberando a unos 500 prisioneros de una cárcel, invadiendo una estación de policía e incendiando varias viviendas, aunque aún no se ha precisado el número exacto de casas afectadas.

Según relató la institución pontificia, cuando comenzó el ataque, las religiosas “se vieron obligadas a refugiarse con otras personas en una vivienda. Lamentablemente, los atacantes descubrieron su escondite y asesinaron a todo el grupo”.

“Durante este ataque hubo varios asesinatos, incluidas las dos hermanas de la congregación local de las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús. Todos los prisioneros se han fugado y los bandidos ocupan la ciudad”, confirmó Mons. Mésidor. 

De acuerdo con el CELAM, el portavoz de la Conferencia Episcopal de Haití (CEH), P. Marc Henry Siméon, emitió una carta de luto y condena, afirmando que están “asaltados por la injusticia y el absurdo de un mundo que parece derrumbarse bajo el peso del mal”.

Asimismo, la CEH reiteró su llamado a la razón a “los artífices de la violencia y los trabajadores del crimen; este llamado pretende ser también un llamado al respeto por la vida y la dignidad de este pueblo herido”. 

¿Cómo afecta la violencia en la vida de la Iglesia Católica? 

Haití continúa sumido en una espiral incontrolable de violencia, agravada con el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio de 2021. Desde entonces, el país enfrenta un vacío de poder, carece de un liderazgo electo legítimo y sufre el aumento de la influencia de grupos armados que controlan amplias zonas del territorio.

Mons. Mésidor lamentó que a raíz de esta situación la vida en los templos también sea afectada. Indicó que “veintiocho parroquias del arzobispado de Puerto Príncipe están cerradas, mientras que alrededor de cuarenta funcionan a un ritmo reducido debido al control de las bandas en sus barrios”. 

Asimismo, informó que “los sacerdotes se han visto obligados a huir, buscando refugio con sus familias o con otros clérigos. Necesitan ayuda. El arzobispado también está en dificultad”, comentó Mons. Mésidor a la fundación pontificia.

“Aquí, en Haití, nuestra Cuaresma está siendo verdaderamente un calvario, pero la ofrecemos en comunión con los sufrimientos de Cristo. Haití está en llamas y requiere ayuda con urgencia. ¿Quién vendrá a ayudarnos?”, expresó.