El Papa Juan Pablo II aseguró esta mañana que nadie puede ser indiferente ante el sufrimiento de los niños, que “son el tesoro más precioso de la familia, pero también el más frágil y vulnerable”.
El Santo Padre recibió a los participantes en la Conferencia Mundial de mujeres parlamentarias para la tutela de la infancia y de la adolescencia, promovida en Roma por la presidencia del Parlamento italiano.
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En su discurso, recordó la necesidad de escucharlos “constantemente y atender sus exigencias legítimas y sus aspiraciones. En particular, nadie puede callar o permanecer indiferente cuando los niños inocentes sufren, son marginados o cuando se hiere su dignidad de personas humanas”.
El Papa subrayó que "el inmenso grito de dolor de la infancia abandonada y violada en tantas regiones de la tierra, debe impulsar a las instituciones públicas, asociaciones privadas y a todos los hombres de buena voluntad a volver a caer en la cuenta del deber que tenemos todos de proteger, defender y educar con respeto y amor a estas criaturas frágiles".
"Para ser eficaces todas las acciones en defensa de la infancia y de la adolescencia se deben inspirar en aquella obligada consideración de sus derechos fundamentales", indicó.
Refiriéndose al encuentro, dijo que su objetivo es buscar "formas eficaces de defensa de los menores por parte de las instituciones". En este contexto, manifestó su aprecio por "este meritorio compromiso a favor de los más jóvenes, mientras os aliento a seguir en este camino, sabiendo que los niños y los adolescentes son el futuro y la esperanza de la humanidad".