El Secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Pietro Parolin, recibió en la mañana de este lunes a Alar Karis, presidente de Estonia desde 2021.

A primera hora de este 3 de abril, el presidente estonio se trasladó hasta el Vaticano para mantener una reunión a puerta cerrada con el Cardenal Parolin. En el encuentro también participó, como es habitual en estos casos, Mons. Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales. 

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Durante la conversación, según precisó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ambos expresaron la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales, destacando la contribución positiva de la comunidad católica local a la sociedad estonia. 

También se abordaron cuestiones de carácter bilateral, regional e internacional, con especial referencia a las perspectivas para el fin de la guerra en Ucrania.

El presidente Karis no ha podido reunirse con el Papa Francisco, que se encuentra en convalecencia en la Casa Santa Marta desde el 23 de marzo. Debido a su delicado estado de salud, el Pontífice aún no ha recibido visitas desde que regresó al Vaticano tras pasar 38 días ingresado en el Hospital Gemelli de Roma.

El Santo Padre estuvo en Estonia en septiembre de 2018 en el marco de un viaje por los países bálticos, visitando también Lituania y Letonia. Según indicó el Pontífice, la misión de aquel viaje fue “anunciar nuevamente a aquellos pueblos la alegría del Evangelio y la revolución de la misericordia, de la ternura, porque la libertad no es suficiente para dar sentido y plenitud a la vida sin el amor, el amor que procede de Dios".

El primer beato de Estonia

Además, se manifestó satisfacción por la inminente beatificación del Arzobispo Eduard Profittlich, mártir jesuita que será el primer beato de Estonia.

El 27 de junio de 1941, el Arzobispo Profittlich fue arrestado por ocho agentes de la NKVD, el llamado Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos; y fue trasladado a la prisión de Kirov en Rusia, acusado de agitación y ayuda antisoviéticas a eclesiásticos católicos en el extranjero.

Además, fue acusado de espionaje en favor del Tercer Reich alemán, para lo cual presentaron como prueba sus visitas a la embajada en Tallin. A todos estos cargos, el Arzobispo Profittlich siempre respondió afirmando que era inocente.

El 21 de noviembre fue condenado a muerte, pero murió el 22 de febrero de 1942 en la prisión de Kirov antes de que se ejecutara la sentencia.