¿Deberían las católicas identificarse como “feministas”? Un panel de destacadas pensadoras católicas exploró esta cuestión en una conferencia reciente dedicada a la enseñanza de la Iglesia sobre la mujer en la Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Algunas oradoras acogieron favorablemente el uso estratégico del término, mientras que otras expresaron incertidumbre.
Quienes estaban a favor de utilizar la etiqueta de “feminista” la describieron como una herramienta retórica para encontrar puntos en común con mujeres no católicas que podrían apoyar prácticas como el aborto y la anticoncepción pero que, sin embargo, están abiertas a buscar lo que es bueno para las mujeres.
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“Tiene un uso instrumental si queremos establecer que ambas estamos del lado de abordar las necesidades de las mujeres”, dijo Helen Alvaré, jurista y líder católica que ha abogado por la necesidad de un “nuevo feminismo”.
La filósofa Melissa Moschella ofreció una perspectiva similar, animando a las asistentes, entre las que había religiosas y madres lactantes, a llamarse feministas si hacerlo es útil para una audiencia en particular, "y si no lo es, no lo hagan".
Abigail Favale, teóloga y organizadora de la conferencia, dijo que aunque usa el término estratégicamente para conectar con diversos públicos, se siente “muy ambivalente” sobre si los católicos deberían seguir hablando positivamente sobre el feminismo.
Parte de esto se debe a la oposición que ha adquirido el feminismo secular dominante a varios elementos importantes de la enseñanza de la Iglesia, pero Favale también citó su propia experiencia personal como motivo de preocupación.
Criada como evangélica, Favale comenzó a identificarse como feminista en la universidad mientras leía literatura y teología feministas. Inicialmente, comentó, se involucró con los argumentos basados en su fe, pero pronto se encontró "adaptando el cristianismo al feminismo secular".
“Todo cambió de manera muy sutil, casi sin una decisión consciente”, compartió Favale, señalando que ha visto algo similar con estudiantes cristianas a las que ha enseñado y que se identifican fuertemente con el feminismo.
Pero otras panelistas sugirieron que es valioso que las católicas se apropien de la etiqueta feminista precisamente debido al auge de las llamadas posturas antifeministas de la "píldora roja", incluso entre las católicas. Estas posturas, argumentaron las ponentes, no sólo rechazan el feminismo secular, sino también la enseñanza magisterial reciente sobre la dignidad de la mujer.
“Tenemos que defender la plena dignidad y los derechos de las mujeres”, afirmó la jurista Erika Bachiochi, quien ha argumentado que el feminismo del siglo XIX se inspiró en principios cristianos. “Tenemos que decirles a las jóvenes de hoy: ‘Estoy con ustedes, no con ellas’”.
Y aunque las influencias de las “esposas tradicionales” son populares entre las mujeres católicas jóvenes en este momento, la teóloga Angela Franks dijo que defender un feminismo católico ahora será importante en caso de que se produzca una desilusión generalizada con el giro antifeminista.
“Habrá una reacción violenta, y esas mujeres o sus hijos volverán al bando feminista radical” a menos que se ofrezca una alternativa, dijo Franks.
Independientemente de que se emplee o no el término “feminismo”, todas las panelistas en Notre Dame coincidieron en el valor del enfoque continuo de la Iglesia en la misión singular de las mujeres y la necesidad de promover la justicia para las mujeres en la sociedad.
“Las mujeres son iguales en dignidad y necesitan una defensa específica porque son diferentes”, dijo la escritora y analista política Leah Libresco Sargent, quien agregó que el mundo trata a las mujeres “como hombres defectuosos”.
Otro punto de acuerdo fue el valor evangélico de que las mujeres abracen su feminidad. La teóloga Rachel Coleman subrayó la importancia de "vivir una vida católica alegre y ser feliz siendo mujer", mientras que Deborah Savage, directora del Instituto para Hombres y Mujeres de la Universidad Franciscana de Steubenville, animó a las asistentes a "no disculparse" por ser mujeres y a sentirse orgullosas de los dones que "aportan".
El panel tuvo lugar tras un intercambio de opiniones un tanto polémico sobre los méritos del “feminismo católico” en el Wall Street Journal.
El debate se inició el 13 de marzo cuando Bachiochi escribió un artículo en el que describía a San Juan Pablo II como un "Papa feminista". Carrie Gress, quien, al igual que Bachiochi, es investigadora del Centro de Ética y Políticas Públicas, respondió el 20 de marzo que las enseñanzas de Juan Pablo II sobre las mujeres no tienen nada que ver con la ideología feminista, mientras que Margaret McCarthy, teóloga del Instituto Juan Pablo II, escribió una carta el 24 de marzo en la que argumentaba que Bachiochi había reducido al Pontífice polaco a "frases simplificadas".
En Notre Dame, la mesa redonda clausuró la conferencia de tres días, titulada "Verdadero genio: La misión de la mujer en la Iglesia y la cultura". Coincidiendo con el 30º aniversario de la Carta a las mujeres de Juan Pablo II de 1995, la conferencia exploró temas como "El cuerpo femenino y la cultura de la vida" y "El genio femenino y la historia católica". También se presentaron perspectivas sobre la complementariedad entre los sexos y el desarrollo de la doctrina de la Iglesia sobre la mujer.
Las participantes del panel de clausura también abordaron otros temas, como la importancia de que las mujeres reciban educación sobre su cuerpo y de recurrir a María como modelo de feminidad y mediadora protectora. También abordaron desafíos como el auge de la ideología de género, las normas sociales que sugieren que los niños son opresivos y la ansiedad por la imagen corporal.
Las participantes también hablaron sobre la necesidad de que las mujeres católicas tengan buenos mentores y se inspiren en las santas a lo largo de la historia de la Iglesia, desde las místicas hasta las madres, desde las fundadoras hasta las teólogas.
“Necesitamos abrir este mundo de mujeres santas que vivieron vidas radicales al servicio de la Iglesia”, dijo Favale. “Necesitamos muchos modelos diferentes de feminidad santa”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.