Durante la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas realizada esta semana para conmemorar el 10º aniversario de la cumbre sobre población y desarrollo de El Cairo, la Santa Sede advirtió de las graves consecuencias que trae al mundo una mentalidad anti-natalista estrecha.
Mons. Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, señaló durante la reunión que la cumbre de El Cairo permite recordar “la vital importancia del bienestar y el progreso de cada miembro de la familia humana”. “El tema de la Conferencia de El Cairo enfatiza la realidad de que todos las justas preocupaciones sobre la población humana están inextricablemente conectadas con el desarrollo y el florecimiento de cada ser human”, agregó.
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Luego de destacar la importancia del impacto que tienen las migraciones en el rostro de la población del mundo, Mons. Migliore advirtió que “es ahora un hecho que el crecimiento poblacional ha decaído notablemente en muchas naciones desarrolladas industrializadas, y que este decaimiento plantea una amenaza para su futuro”.
Frente a ello, la Santa Sede “alienta una evaluación precisa y objetiva de los temas de población y solidaridad global respecto de las estrategias de desarrollo”, dijo el Prelado.
El Vaticano “está preocupado porque no siempre se brinda la preocupación adecuada a un conjunto de principios más amplio, incluyendo los éticos, que son esenciales para determinar una respuesta a los análisis sociológicos y de política pública de la información sobre tendencias poblacionales”, advirtió.
Mons. Migliore señaló además que “la política poblacional es sólo una parte de una estrategia global para el mejoramiento de la humanidad. Es esencial que cualquier discusión sobre población considere simultáneamente el desarrollo actual y proyectado de la raza humana”.
“Todo desarrollo digno de este nombre –continuó- debe ser integral y no puede consistir en la simple acumulación de riqueza o la mayor disponibilidad de bienes y servicios, sino que debe buscarse con la adecuada consideración de las dimensiones sociales, culturales y espirituales de cada ser humano”.
“Por lo tanto, sería más sabio si la atención se pusiera en la formulación de políticas de población que promovieran una forma responsable de libertad personal, en vez de una definida demasiado estrechamente”, dijo también Mons. Migliore.
El Observador Permanente del Vaticano señaló que como consecuencia “la tarea de salvaguardar la familia exige que se le preste una atención especial a asegurar para el esposo y la esposa la libertad de decidir responsablemente, libre de cualquier coerción social y legal, el número de hijos que tendrá y el espaciamiento de sus nacimientos”.
“Más aún –agregó- las parejas que eligen tener familias numerosas deberían ser apoyadas”.
El Prelado concluyó señalando que la tarea de las naciones es la de desafiar a los jóvenes “con una ética exigente que respeta plenamente su dignidad y que los conduce a la sabiduría necesaria para enfrentar las numerosas exigencias de la vida”.