El Vaticano ha publicado hoy el nombramiento de Mons. Jesús Fernández, hasta ahora Obispo de Astorga, como nuevo prelado residencial de la Diócesis de Córdoba (España), tras la renuncia presentada por Mons. Demetrio Fernández el 15 de febrero.

Mons. Jesús Fernández cumplirá 70 años de vida y 45 como sacerdote en el 2025. Formado  en la Diócesis de León, fue rector del Seminario mayor entre 1987 y 1990, cuando se desplazó a la Universidad Pontificia de Salamanca, donde obtuvo la licenciatura en Filosofía y realizó los cursos de doctorado.

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Durante su apostolado en la diócesis leonesa fue párroco, formador y director espiritual en el seminario y ocupó diversos cargos en la curia, incluido el de vicario general. También dirigió el periódico diocesano y fue capellán del equipo local de fútbol durante 15 años. 

En diciembre de 2013 fue nombrado por el Papa Francisco Obispo auxiliar de Santiago de Compostela, recibiendo la consagración episcopal en febrero de 2014. Seis años después se hizo cargo de la Diócesis de Astorga, donde ha permanecido desde entonces.

En la Conferencia Episcopal Española es presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral social y Promoción humana, por lo que forma parte de la Comisión Permanente del organismo de coordinación episcopal.

Mons. Jesús Fernández pasa de pastorear una pequeña diócesis del norte de España, dependiente del Arzobispado de Oviedo, con una población de algo más de 200.000 almas, 974 parroquias (la mayoría rurales) y 178 sacerdotes (90 jubilados), a una circunscripción eclesial en el sur andaluz de mayor tamaño.

La Diócesis de Córdoba, sufragánea de la Archidiócesis de Sevilla, atiende a una población de casi 800.000 personas mediante la acción pastoral de 269 parroquias y 269 presbíteros (también 90 jubilados).

Mons. Jesús Fernández tomará posesión como Obispo de Córdoba el próximo 24 de mayo en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Hasta entonces, ejercerá como administrador diocesano de la Diócesis de Astorga, mientras que Mons. Demetrio Fernández hará lo propio en la diócesis andaluza.

“Bienvenido, don Jesús”

En un mensaje difundido por la Diócesis de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández recibió a su sucesor con un “Bienvenido, don Jesús”, seguido de una llamada a que “toquen a gloria las campanas de la catedral y de toda la diócesis, porque el Papa nos da un nuevo sucesor de los apóstoles”.

El desde hoy obispo emérito espera que la toma de posesión de su sucesor sea una “asamblea festiva” en la que sea recibido con gozo por todos los fieles y los representantes de la diócesis. 

Tras hacer una breve semblanza de su sucesor, Mons. Demetrio Fernández ha señalado que “un obispo no elige su diócesis” y que, en un clima de fe y comunión eclesial, “le ofrecemos desde el primer momento nuestro más profundo respeto y obediencia como a quien representa a Cristo en medio de su pueblo”. 

El obispo emérito ha querido encomendar a su sucesor a la Virgen, en especial bajo su advocación de Fuensanta, y a numerosos santos y mártires de la historia pasada y presente de la diócesis.

“Qué alegría recibir un nuevo obispo en nuestra Diócesis de Córdoba. Sean dadas gracias a Dios por esta nueva gracia”, concluyó.

“Seguir contribuyendo a la configuración de una iglesia sinodal”

Por su parte, Mons. Jesús Fernández también dirigió un mensaje a sus nuevos diocesanos en el que expuso que se suma “a la historia de una iglesia peregrina que comenzó su andadura a finales del siglo III con el Obispo Osio de Córdoba, y cuyo patrimonio más importante es la santidad”.

“Con humildad y contando siempre con la ayuda del Señor y la corresponsabilidad de pastores, consagrados y laicos, espero seguir contribuyendo a la configuración de una iglesia sinodal y a la misión evangelizadoras en ese territorio”, expresó.

En su alocución, ha comprometido su compromiso con “la tarea samaritana y humanizadora” que ya se desarrolla en Córdoba, al tiempo que se ha mostrado al servicio de los diferentes componentes del presbiterado, la vida religiosa y laical de la diócesis, alabando sus muchas expresiones de fidelidad. 

“Pongo mi persona y ministerio en manos del Señor, contando con la intercesión de la Virgen María, Nuestra Señora de la Fuensanta”, y de otros santos