Con ocasión de la festividad de Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora de la Iglesia, miles de devotos llenaron las calles del casco histórico de Ávila para participar en la tradicional procesión y Misa solemne presidida este año por el Obispo abulense, Mons. Jesús García Burillo.
Como cada 15 de octubre, día principal de las celebraciones, la patrona de Ávila recorrió –junto con su “madre adoptiva”, como ella llamaba a la Virgen de la Caridad- las principales calles su ciudad natal, partiendo la procesión en la iglesia de San Ignacio y no en la Catedral, como es habitual, por la presencia de la exposición “Testigos”.
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Los feligreses recibieron entre aplausos y “vivas” la imagen de la reformadora del Carmelo que puede verse el resto del año en la que fuera su casa natal, el convento de la Santa. Dulzaineros, gigantes y cabezudos abrieron el desfile procesional, en el que también participaron las cofradías de Ávila.
Durante su homilía, Mons. Jesús García Burillo destacó las fundaciones de conventos que realizó Santa Teresa, destacando que “fueron un ejemplo de su dura tarea al servicio de la Iglesia”.
Igualmente, el Prelado se refirió al capítulo de “Testigos” dedicado a la Santa y aseguró que “no solo se expone como la amiga de Jesús”, sino también como “su testigo”. En este sentido, mencionó la copiosa colección de imágenes del Niño Jesús que consiguió atesorar como “El Niño del Noviciado”, “El Mayorazgo”, “El Peregrinito” o “El Lloroncito”.