¿Qué mejor manera de prepararse para una celebración especial de la Semana Mayor de la Iglesia Católica —la Semana Santa— que plenamente reconciliado con Dios? A ese objetivo apuntan las “maratones” de confesiones que dos importantes catedrales mexicanas organizan durante estos días de Cuaresma.

Se trata de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México y de la cercana Catedral de Puebla, dos históricos templos católicos en el centro del país. En ambos casos, durante un día, un gran número de sacerdotes estarán disponibles durante varias horas para absolver los pecados de los fieles.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

La idea de una maratón de confesiones “nace del deseo de brindar a nuestra comunidad un espacio único de encuentro con la misericordia divina, especialmente en este tiempo de Cuaresma, que nos invita a la conversión y renovación espiritual”. Así lo explica a ACI Prensa el P. Ángel de Jesús Cruz Saldaña, vicerrector de la Catedral de Puebla, sobre el evento que en la Arquidiócesis de Puebla se realizará el lunes santo, 12 de abril, de 8:00 a.m. a 8:00 p.m.

Es en el caso de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México una tradición de varios años, especialmente en los tiempos de Adviento y Cuaresma. Este Año Jubilar dedicado a la esperanza —en el que se puede obtener indulgencia plenaria—, la Arquidiócesis Primada de México decidió elevar la apuesta: la “Confesatón” se realizará el cuarto viernes de cada mes durante todo el 2025. La cita este mes será el viernes 28 de marzo, de 9:30 a.m. a 6:00 p.m.

La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México acogerá las maratones de confesión el último viernes de cada mes durante este Año Jubilar, de 9:00 a.m. hasta las 6:00 p.m. Crédito: David Ramos / ACI Prensa.
La Catedral Metropolitana de la Ciudad de México acogerá las maratones de confesión el último viernes de cada mes durante este Año Jubilar, de 9:00 a.m. hasta las 6:00 p.m. Crédito: David Ramos / ACI Prensa.

Es una ocasión, destaca el P. Juan Carlos Guerrero, canónigo penitenciario de la Catedral Metropolitana de Ciudad de México, para hacer frente al temor que algunos experimentan al sacramento penitencial. “Hay personas que incluso refieren ‘no había venido yo a confesarme porque tenía miedo’, cuando precisamente la Reconciliación es para perder el miedo, o sea para librarnos de todas las imágenes de Dios falsas, y reencontrarnos con el verdadero Dios que nos anuncia Jesús, que es una presencia misericordiosa que siempre nos espera”.

Cada una de estas jornadas de Reconciliación, reconoce, “es una vivencia que siempre suele desbordarnos, porque la gente que acude es numerosa”.

“Darse cuenta de que Dios los ama”

El P. Guerrero indicó que ”un buen porcentaje de los que acuden” son personas “que por distintas razones de su vida” no se han confesado durante años. “La mayor parte de las veces no es porque no hayan querido, sino porque tienen algún impedimento”, desde quienes han atravesado diversas circunstancias espirituales hasta quienes han padecido durante años enfermedades difíciles.

En muchos de estos casos, señaló, “son personas que vienen con una disposición interior impresionante, o sea, anhelan la paz interior, anhelan acercarse nuevamente a la práctica de fe”.

Para el canónigo penitenciario —sacerdote que tiene facultades para absolver pecados de suma gravedad, incluidas las profanaciones—, es importante en el trabajo pastoral ayudar a los bautizados “a ir pasando de una vivencia de fe entendida como precepto, es decir, es algo que debo cumplir, a una experiencia de fe que es darse cuenta de que Dios los ama y que los ama mucho más de lo que imaginaban ellos y que el amor de Dios es más grande que nuestros pecados”.

“Esa experiencia de amor gratuito de Dios que nos recibe, nos acepta, nos perdona, generalmente tiene un impacto en la vida de las personas muy importante para que (...) decidan abrirle la puerta al Señor que siempre está ahí tocando. Entonces esa es la experiencia que habitualmente vivimos ahí en Catedral”, dijo.

En esa línea, el P. Ángel de Jesús Cruz Saldaña subrayó la importancia de “educar y sensibilizar a la comunidad” sobre la importancia de la práctica regular de la confesión. “Es fundamental integrar este sacramento en la vida diaria, viéndolo como un medio para mantener una relación viva y continua con Dios”, señaló.

En las maratones de confesión que se han organizado antes en la Catedral de Puebla, destacó que la respuesta de los fieles “ha sido profundamente alentadora y llena de gratitud. Muchos han manifestado cómo este espacio les ha permitido experimentar la paz y el alivio que trae el perdón de Dios, ayudándoles a dejar atrás cargas emocionales y espirituales”.

La Catedral de Puebla acogerá una jornada especial de confesiones el lunes 12 de abril, Lunes Santo, durante 12 horas: de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. Crédito: David Ramos / ACI Prensa.
La Catedral de Puebla acogerá una jornada especial de confesiones el lunes 12 de abril, Lunes Santo, durante 12 horas: de 8:00 a.m. a 8:00 p.m. Crédito: David Ramos / ACI Prensa.

“La acogida ha superado nuestras expectativas, fortaleciendo la fe de la comunidad y reafirmando nuestro compromiso de seguir ofreciendo espacios de encuentro, acompañamiento y sanación espiritual”; indicó.

“No solamente es recibir el perdón”

El P. Juan Carlos Guerrero precisó que el sacramento de la Reconciliación no es “una especie de espacio mágico” para quitar las culpas de los fieles, sino que sirve para habilitar y ponerte nuevamente en el seguimiento de Jesús”.

“No solamente es recibir el perdón, sino es convertirte en testigo del amor de Dios para otros hermanos que no lo conocen”.

“De hecho, las narraciones que estamos leyendo del Evangelio en estos días constantemente nos hacen referencia a eso, que Jesús ha venido no por los sanos, sino por los enfermos. (...) Y esto ya es como un primer descubrimiento que nos da confianza, ¿no? El Señor no viene como juez, sino viene a levantarnos, a darnos la mano, a (que podamos) sentirnos nuevamente hijos de Dios”.