En medio de la persecución que sufren los cristianos en Pakistán, un joven de 22 años fue “brutalmente atacado” el 22 de marzo por su supervisor, después de negarse a convertirse al Islam.

La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) reseñó el ataque, destacando que es una muestra más de la “persistente intolerancia religiosa en gran parte de la sociedad pakistaní”.

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De los 208 millones de habitantes del país sudasiático, el 96,47% profesa el Islam y el 1,9% el Cristianismo. El resto se divide entre budistas, hindúes, agnósticos y miembros de otras religiones locales.

Los ataques en contra de los cristianos en Pakistán se intensificaron en agosto de 2023, luego de que los musulmanes saquearan e incendiaran más de 25 iglesias y al menos 85 hogares en Jaranwala. La Iglesia local ha asegurado que la comunidad vive “aterrorizada y sin esperanzas”.

Este fin de semana, en la fábrica Subhan Paper Mills de Punjab, el joven cristiano Waqas Masih “sufrió gravísimas lesiones en el cuello” después de que su supervisor, identificado por ACN como “Zohaib” lo acusara de profanar el Corán al encontrar algunas de sus páginas en un basurero. El agresor fue detenido por la policía y se le acusa de intento de asesinato.

“Recé por su pronta recuperación y por el bienestar de toda su familia. El ataque contra Waqas Masih es un duro recordatorio de los desafíos a los que se enfrentan las minorías religiosas en Pakistán y de la urgente necesidad de un cambio social para fomentar la tolerancia y proteger los derechos de todos los ciudadanos”, comentó a ACN el franciscano capuchino Lazar Aslam, quien visitó a Masih en el hospital.

“Hacemos un humilde llamamiento a la comunidad internacional para que rece por las víctimas y sus familias, así como para que cree conciencia sobre la difícil situación de las comunidades marginadas en Pakistán, asegurando que sus voces sean escuchadas y sus derechos protegidos”, añadió.

Además, en Pakistán hay reportes recurrentes de cristianos que son sentenciados a penas de cárcel, e incluso la muerte, por presuntamente compartir mensajes en contra del Islam en redes sociales. Sobre esta realidad, el P. Aslam remarcó la urgente necesidad de que las autoridades locales se esfuercen en proteger a los más vulnerables.

“Lamentablemente, hacer falsas acusaciones de blasfemia y acosar a las comunidades minoritarias débiles se ha convertido en una tendencia inquietante en Pakistán. Instamos a las instituciones estatales y a las personas responsables a que tomen medidas concretas para prevenir este tipo de incidentes y garantizar la protección de los derechos de las minorías”, comentó.

A pesar de la persecución y los sufrimientos, los católicos pakistaníes se aferran al testimonio del Siervo de Dios Akash Bashir, un joven al que todos consideran mártir porque en 2015 sacrificó su vida para evitar un atentado terrorista en su parroquia. La figura de Bashir se ha convertido en una “que une a los cristianos de todas las confesiones” incluso con algunos musulmanes.