El Vaticano ha adoptado un nivel de transparencia sin precedentes en las informaciones sobre la salud del Papa Francisco, ingresado desde el 14 de febrero con una neumonía bilateral en el hospital Policlínico Gemelli de Roma.

Varios expertos consultados por ACI Prensa coinciden en que los boletines informativos del equipo médico y aprobados por el Papa Francisco han roto radicalmente con la tradición de secretismo que marcó pontificados anteriores y que también contrasta con la forma en que otros líderes mundiales gestionan cuestiones médicas.

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No se han omitido detalles escabrosos de la convalecencia en el hospital del Santo Padre, como la crisis respiratoria del pasado 28 de febrero, en la que el Santo Padre inhaló su propio vómito, o los dos episodios de insuficiencia respiratoria aguda con sensación de asfixia del 3 de marzo, provocados por la acumulación de moco en los bronquios.

“Que no se esconda nada”

Tanto el profesor de Comunicación Francisco Pérez Latre, de la Universidad de Navarra, como el veterano corresponsal en el Vaticano del diario español ABC, Juan Vicente Boo, coinciden en que este enfoque responde tanto al estilo comunicativo del Pontífice como al nuevo contexto mediático.

“Es un corolario de lo que ha sido su relación con los medios desde el inicio de su pontificado”, explica Pérez Latre. “El Papa Francisco ha demostrado que entiende la comunicación como un acto de proximidad. Su decisión de ofrecer información clara y frecuente sobre su salud responde a esta visión”, agrega.

Por su parte, Boo, que llegó a Roma en 1998 y fue testigo de los últimos años de enfermedad de san Juan Pablo II, subraya el aspecto totalmente novedoso de esta estrategia.

“La transparencia que estamos viviendo no tiene precedentes en la historia de los papas ni en la de ningún personaje público. Lo que hemos visto en este último mes, con boletines médicos diarios e incluso conferencias de prensa con los médicos que lo atienden en el Gemelli, es completamente nuevo”, afirmó Boo.

En este sentido, los primeros en confirmar que la voluntad del Papa Francisco es informar y que “no se esconda nada” sobre su enfermedad han sido los propios médicos.

“El Papa sabe que está en peligro y nos ha pedido que lo transmitamos”, expresó ante los medios el doctor Sergio Alfieri, director del departamento médico-quirúrgico del Gemelli, justo cuando se cumplió una semana del ingreso del Papa Francisco. 

Rueda de prensa en el hospital Gemelli para hablar de las condiciones de salud del Pontífice. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News
Rueda de prensa en el hospital Gemelli para hablar de las condiciones de salud del Pontífice. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News

El audio del Papa Francisco y su impacto emocional

El 6 de marzo, los fieles que estaban rezando el Rosario en San Pedro vivieron una gran sorpresa que les cortó la respiración. El pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Cardenal español Ángel Artime anunció junto a un gran icono de la Virgen María que iba a emitirse un mensaje de audio grabado por el Santo Padre. 

Cientos de personas rezan por la salud del Papa Francisco cada tarde en la plaza de San Pedro. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News
Cientos de personas rezan por la salud del Papa Francisco cada tarde en la plaza de San Pedro. Crédito: Daniel Ibañez/ EWTN News

“Os agradezco de todo corazón vuestras oraciones por mi salud desde la plaza, y os acompañaré desde aquí. Que Dios les bendiga y que la Virgen María les cuide”, expresó el Papa Francisco con la voz muy débil y temblorosa, apenas perceptible por el ruido del dispositivo médico que le ayudaba a respirar.

El impacto emotivo de escuchar su voz en directo, aunque fuera durante tan solo 27 segundos, fue enorme tras semanas sin tener ninguna comunicación directa.

Un pasado menos transparente

Esta franqueza contrasta con la estrategia comunicativa del pasado, cuando la Santa Sede optaba por la discreción o incluso la omisión de detalles en las cuestiones de salud de los pontífices. 

Por ejemplo, el 19 de agosto de 1914, el periódico vaticano L’Osservatore Romano publicó un editorial en el que condenaba a los comentaristas anónimos que habían sugerido el día anterior que Pío X sufría un resfriado. Menos de 24 horas después de esa publicación, Pío X falleció.

Pero no ha sido el único caso. La falta de transparencia también marcó el tono de las comunicaciones sobre la salud de San Juan Pablo II en los últimos años de su pontificado.

Imagen de san Juan Pablo II en el Gemelli en 1981 tras el atentado en la plaza de San Pedro. Crédito: Vatican Media
Imagen de san Juan Pablo II en el Gemelli en 1981 tras el atentado en la plaza de San Pedro. Crédito: Vatican Media

La enfermedad de Parkinson que sufrió el Papa polaco fue un secreto a voces durante años, pero el Vaticano no la confirmó oficialmente hasta poco antes de su muerte en 2005.

“En 1996, cuando su portavoz, Joaquín Navarro-Valls, que era médico, mencionó en un informe un ‘síndrome extrapiramidal’ que sugería Parkinson, varios altos cargos de la Curia intentaron cesarle”, recuerda Boo.

San Juan Pablo II saluda a los fieles desde la ventana del Gemelli, en 2005. Crédito: Vatican Media
San Juan Pablo II saluda a los fieles desde la ventana del Gemelli, en 2005. Crédito: Vatican Media

“Transparencia mayor” que con otros líderes mundiales

Este contraste con la situación actual es evidente. En el caso del Papa Francisco, la Santa Sede ha proporcionado detalles clínicos muy específicos, como la presencia de una infección “polimicrobiana”, en concreto, de virus, bacterias y hongos, o la necesidad de hacerle transfusiones de sangre debido a una “trombocitopenia”, es decir, un nivel bajo de plaquetas.

Según Boo, esto tiene un impacto claro en la credibilidad del Vaticano: “El principal beneficio es que los medios informativos serios y las personas que saben apreciarlos pueden tener información real contrastada. Los medios sensacionalistas y los lectores adictos a las noticias basura seguirán operando en su propia órbita, pero los boletines médicos diarios permiten construir una narrativa basada en la verdad”.

Para Pérez Latre, el cambio actual también tiene que ver con “la estatura mediática que ha adquirido el papado y, en concreto, el Papa Francisco, que ha generado mucho interés también en medios seculares”.

Ambos expertos aseguran que la publicación de tal nivel de detalles médicos sobre el Papa Francisco es algo inédito en otras instituciones. “Es una transparencia mayor que la vista con las enfermedades de otros líderes mundiales”, recalca Pérez Latre.

De hecho, el domingo 10 de marzo, el Papa Francisco aprobó por primera vez la publicación de una foto suya en el hospital. Aunque no se le ve completamente el rostro, la instantánea buscó lanzar un mensaje claro de que el Pontífice de 88 años no se rinde ante la enfermedad y que está dispuesto a seguir adelante.

La única foto del Papa Francisco en el Gemelli donde lleva ingresado desde el 14 de febrero. Crédito: Vatican Media
La única foto del Papa Francisco en el Gemelli donde lleva ingresado desde el 14 de febrero. Crédito: Vatican Media

“Se observa que el Pontífice no está en la cama, sino en una capilla, lo que sugiere que ha retomado algunas actividades propias de su rutina, como la oración. En todo caso se ve que está pasando un estado de convalecencia, lo que encaja perfectamente con lo que ha venido diciendo el Vaticano”, explica a ACI Prensa el periodista español Emili Blasco, que reportó al mundo sobre la salud del entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez durante su batalla contra el cáncer en Cuba entre 2011 y 2013, en medio del hermetismo de las fuentes oficiales.

Blasco también cita el caso del expresidente estadounidense Joe Biden que “tuvo momentos evidentes de pérdida de noción del tiempo y el espacio”. Ante esta situación su entorno “trato de protegerlo y simular un mejor estado de salud del que realmente tenía”, explica.

Para el experto, el hecho de que el Papa Francisco aparezca en silla de ruedas es una señal de que “no se busca ocultar la fragilidad del Pontífice”.

Sin embargo, esta actitud abierta no está exenta de riesgos.  “Más que transmitir una impresión de liderazgo —que en caso de grave enfermedad nadie puede ejercer—, el objetivo es que los cientos de millones de personas que sinceramente quieren y admiran al Papa sepan con seguridad cómo se encuentra”, opina Boo.

La lucha contra la desinformación

A pesar del nivel de detalle aportado en los informes médicos oficiales, no se ha podido evitar que surgieran noticias falsas sobre la salud del Papa Francisco. Para Boo, la irrupción de estas narrativas falsas no es casual.

“Una buena parte de los medios que divulgan estas noticias fueron creados para hostigarle y desplazar al público católico hacia posturas conservadoras. Es seguro que continuarán haciéndolo, incluso con el próximo Papa”, destaca.

La transparencia informativa del Papa Francisco, según el periodista, busca contrarrestar la especulación y ofrecer certezas en un contexto donde las noticias falsas se viralizan mucho más rápido que las verdaderas.

Para Pérez Latre, este interés en mantener informada a la opinión pública también responde a la necesidad de contrarrestar la desinformación. Durante la reciente hospitalización del Papa, han circulado en redes sociales noticias falsas que incluso afirmaban que le quedaban 72 horas de vida o que incluso había muerto.

“Es triste ver cómo algunos aprovechan la salud del Papa para alimentar divisiones y extender bulos”, lamenta el profesor de Periodismo de la Universidad de Navarra.

“Frente a la desinformación, la única solución efectiva es una comunicación frecuente y actualizada”, agrega.

El cambio en la comunicación del Vaticano podría marcar un precedente no solo para futuros pontificados, sino también para otras instituciones. En un momento en el que el ciclo de las noticias se ha acelerado con las redes sociales y los teléfonos móviles, es más necesario que nunca “adaptar la respuesta informativa a esta velocidad”, señala Pérez Latre.

“San Juan Pablo II fue el Papa de la televisión, mientras que Francisco está viviendo en el ecosistema digital. Aunque él mismo haya dicho muchas veces que no ve la televisión o que no sigue las noticias por internet, su pontificado es eminentemente digital”, concluye.