El Arzobispo de Valencia, (España), Mons. Enrique Benavent, ha presidido la Misa solemne en honor a San José, patrón de su diócesis, en la que ha destacado que el padre adoptivo de Jesús es “un santo cercano a los cristianos que vivimos la fe de manera discreta”.
“Por eso es un santo tan amado por el pueblo cristiano, que despierta confianza en los creyentes sencillos en los momentos decisivos”, añadió.
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En medio de las conocidas fiestas de las Fallas, cuyo origen está ligado al homenaje que los gremios de carpinteros quisieron tributar al esposo de la Virgen María, el arzobispo invitó a mirar “a esta figura que fue tan grande en su humildad y para que el ruido que caracteriza a estas fiestas no ahogue la Palabra de Dios”.
Mons. Benavente afirmó que San José fue visto por sus contemporáneos como “un hombre justo y buen padre de familia, piadoso y observante de la ley, una persona honrada que vivía de su trabajo”, tal y como han informado desde el arzobispado.
“Los creyentes sencillos en los momentos decisivos, y de manera especial en el momento de la muerte, se encomiendan a él”, recordó el prelado, quien subrayó que en la normalidad con la que vivió la circunstancia extraordinaria de la Encarnación del Señor está “la grandeza de la fe en el corazón de aquel hombre”.
La misión de ser el padre de Jesús
El Arzobispo de Valencia también se refirió a la misión de San José, compartida con la Virgen María, de “ponerse al servicio del plan de salvación” dispuesto por Dios.
En este camino, el amor de ambos “se eleva a una caridad que les lleva a un respeto absoluto del uno hacia el otro y su proyecto propio se transforma en el plan de Dios, y adquiere una dimensión sobrenatural que se manifiesta en sus desvelos hacia Él”.
Así, San José, “como padre creyente”, introduce a Jesús “en una religiosidad no externa” y lo educa para “esté abierto en todo momento a la voluntad de Dios” una actitud que debe servir de ejemplo de “cómo los padres tienen que educar a sus hijos en la fe”.