Con la participación de cientos de fieles que asistieron al Monasterio y Santuario de Santa María de la Cruz y Santa Juana, en Cubas de la Sagra, Diócesis de Getafe (España), la Iglesia Católica celebró este domingo 2 de marzo una Misa de acción de gracias por la beatificación de Sor Juana de la Cruz.
En su homilía, el Nuncio Apostólico en España, Mons. Bernardito Auza, destacó que la vida de Sor Juana “tiene un mensaje para la Iglesia de todos los tiempos y también hoy. Su palabra no es de empoderamiento, sino de amor, humildad, servicio en favor de la redención y conversión de las almas de la gente de la zona. Su palabra es una luz para ellos”.
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📸Cientos de personas participan en la Misa de acción de gracias en Cubas de la Sagra por la nueva beata Sor Juana de la Cruz, conocida como la ‘Santa Juana’ pic.twitter.com/TrjlAXfDrE
— Diócesis de Getafe (@DiocesisGetafe) March 2, 2025
Sor Juana: recibió los estigmas de Cristo y llegó a ser consejera del emperador Carlos V
Sor Juana de la Cruz fue una monja franciscana nacida el 3 de mayo de 1481 en Azaña, hoy municipio de Numancia de la Sagra, en la provincia española de Toledo. Ingresó al Monasterio de Cubas de la Sagra el día que cumplió los 15 años, a pesar de la oposición de su familia.
Durante su vida religiosa experimentó éxtasis y recibió los estigmas de Cristo. Su predicación tocó muchos corazones y llevó a que sea reconocida con el cargo de párroco, una responsabilidad normalmente reservada para los sacerdotes.
El emperador Carlos V la llegó a nombrar consejera del imperio.
Murió con fama de santidad el 3 de mayo de 1534. El Papa Francisco aprobó su beatificación el 25 de noviembre de 2024, después de dos procesos previos que habían quedado truncados.

“Predicadora y párroco”
En su saludo inicial al comenzar la celebración, el Obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, destacó que la vida de Sor Juana de la Cruz tuvo “sabor a Evangelio”.
“Su palabra, la riqueza evangelizadora y catequética de su predicación, la voz profética de una mujer fuerte, el don de consejo, la cercanía a todos, el valor de la iniciación cristiana, gran desafío para el momento presente de la Iglesia, el anuncio a los que no están cerca, que hoy llamamos primer anuncio, y hasta la incomprensión y la persecución hacen de su vida un verdadero testimonio de santidad para su época y para hoy”.
“La Beata Juana de la Cruz, predicadora y párroco, es también un ejemplo significativo de presencia y participación de la mujer en la Iglesia, es un hermoso ejemplo del pasado que ilumina el momento presente”, resaltó.
En la Misa, entre otros, también participaron el Arzobispo de Toledo, Mons. Francisco Cerro Chaves; el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes; el Arzobispo de Mérida-Badajoz, Mons. José Rodríguez Carballo; y los obispos auxiliares de Getafe y Madrid, Mons. José María Avendaño y Mons. Juan Antonio Martínez Camino, respectivamente.
“Cuatro cruces”
En su homilía, Mons. Bernardito Auza recordó que “Sor Juana de la Cruz hablaba de cuatro cruces: la de la carne; la del mundo, que nos lleva a buscar su estima; la del demonio, que nos hacer caer en la desconfianza en Dios; y la cruz de Jesucristo, en la que Él manifiesta su amor”.
“La beata nos enseña lo que es propio del cristiano, comunicar irradiando la alegría del conocimiento de la bondad de Cristo”, resaltó.
“El Evangelio nos ha dicho que el cristiano no puede hacer juicios duros contra su prójimo; la vida de Sor Juana se nos viene a ofrecer como ejemplo que vive esta enseñanza. El discípulo de Cristo tiene que ser misericordioso, como el Señor y el Padre del Señor son misericordiosos”, destacó.
📸Muchos han seguido la celebración a través de una pantalla gigante instalada en el exterior del Monasterio. pic.twitter.com/krRvafhqu7
— Diócesis de Getafe (@DiocesisGetafe) March 2, 2025
El monasterio en el que se apareció la Virgen María
El Monasterio y Santuario de Santa María de la Cruz y Santa Juana es un lugar muy especial, pues ahí se le apareció la Virgen María a una niña de entre 12 y 13 años llamada Inés Martínez, el 1 de marzo de 1449, décadas antes del nacimiento de Sor Juana.
Precisamente la construcción del santuario comenzó en el lugar donde la Virgen clavó una cruz, pidiendo que ahí se construya una iglesia.