Luego de que el aborto hasta las 12 semanas de gestación fuera despenalizado en el estado mexicano de Campeche el 25 de febrero, Mons. José Francisco González —hasta hoy obispo de la Diócesis de Campeche y recién nombrado Arzobispo de Tuxtla-Gutiérrez— recordó que quienes promueven y facilitan esta práctica, incluidas mujeres, médicos y legisladores, serán excomulgados de la Iglesia Católica.
La iniciativa, impulsada por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Campeche (Codhecam), fue aprobada el 24 de febrero en una “sesión reservada” por mayoría en el Congreso local. Según la Ley Orgánica del Congreso, los legisladores tienen prohibido revelar el sentido de su voto.
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Con esta reforma, se modifican los artículos 155, 157, 158 y 159 del Código Penal de Campeche, permitiendo la interrupción del embarazo dentro de las primeras 12 semanas y estableciendo sanciones más severas para quienes obliguen a una mujer a abortar.
Campeche se convirtió así en el estado mexicano número 21 en despenalizar el aborto. Desde el 1 de octubre de 2024, con la llegada al poder de Claudia Sheinbaum y con el control mayoritario de su partido, MORENA, los congresos locales de varios estados han seguido esta ruta. Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí, Zacatecas, Estado de México, Chiapas, Nayarit y Chihuahua han despenalizado la práctica hasta las 12 semanas de embarazo durante los primeros 148 días de mandato de Sheinbaum.
Excomulgado “quien favorece el aborto”
En una rueda de prensa el 26 de febrero, Mons. González calificó la decisión como “incomprensible” desde el punto de vista legal y social, debido a que la votación se llevó a cabo “a puerta cerrada” y en pleno carnaval, una de las festividades más importantes del estado.
El prelado recordó que el Código de Derecho Canónico establece que “quien favorece el aborto prácticamente queda fuera de la comunión con la Iglesia. Es decir, no puede participar de los sacramentos, tanto el que lo propicia como el que lo ejecuta o quienes colaboran”.
Asimismo, advirtió que aquellos que impulsaron esta ley siendo católicos, y apoyan el aborto, “no deberían participar de los sacramentos”; y los invitó a “recapacitar y [a que] reencuentren su fe católica”.
El aborto, un delito “particularmente grave e ignominioso”
Mons. González reiteró que de “entre todos los delitos que el hombre puede cometer contra la vida, el aborto procurado presenta características que lo hacen particularmente grave e ignominioso”. Por ello, hizo un llamado a formar un frente provida, pues consideró que la vida “no debe ser protegida sólo por la madre, que lo lleva en su útero, o por el padre, que lo ha procreado, sino por toda la sociedad”.
Advirtió que, si el aborto se justifica bajo el argumento de que el niño por nacer no es deseado, “más adelante, la sociedad, ––y no estamos muy lejos––, propondrá hacer algo similar con los hijos ya nacidos que no se comportan bien, o que son enfermizos, o que afrontan una discapacidad” así como con los enfermos y ancianos. “Finalmente, ninguna vida será respetada, por cualquier motivo se le podrá cercenar”, agregó.
“¿Hay en verdad acciones y políticas concretas que apoyen a las mujeres gestantes que quieren ser madres? ¿Hay apoyo a las mujeres ancianas que sufren soledad y enfermedad? ¿Hay apoyos a las madres que sufren los efectos del alcoholismo de alguno de sus hijos o esposo? ¿Y las mujeres con cáncer o diálisis, qué ayudas tienen? ¿Hay ayuda a las mujeres para capacitarse y para abrirse campo en las desafiantes situaciones de la vida moderna?”, cuestionó el prelado.
Finalmente, Mons. González informó que la Iglesia trabajará en diversas acciones para contrarrestar la legalización del aborto en el estado, reafirmando su compromiso con la protección de la vida desde la concepción.