El Papa Francisco creó este miércoles 26 de febrero la Commissio de donationibus pro Sancta Sede (Comisión de Donaciones a la Santa Sede), un nuevo organismo para recaudar fondos.

“Su tarea específica será la de incentivar las donaciones con campañas específicas entre los fieles, las Conferencias Episcopales y otros potenciales benefactores”, se informa en el quirógrafo, que se ha dado a conocer este miércoles, a través del cual el Papa Francisco erigió este nuevo ente.

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Por otro lado, también se pretende “recaudar fondos de donantes voluntarios para proyectos específicos presentados por las instituciones de la Curia Romana y de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano”, se lee en el texto. 

Para ello, se subrayará la importancia de estos fondos “para la misión y para las obras de caridad de la Sede Apostólica”.

La comisión funcionará ad experimentum (a prueba) durante los próximos tres años, es decir, con una aprobación limitada a esos 36 meses, según el estatuto validado por el Santo Padre.  

La situación del Óbolo de San Pedro, con años de descenso en las donaciones también ha influido en la decisión del Papa Francisco de buscar vías alternativas de financiación.

La tradicional colecta para este fondo de apoyo de la caridad y el servicio del Papa a la Iglesia Universal se celebra de forma habitual el 29 de junio, festividad de san Pedro y san Pablo.

En 2023, último año del que se tienen datos, se recaudaron 48,4 millones de euros frente a los 43,5 del año anterior, según informó en un comunicado la Secretaría para la Economía del Vaticano, que se encarga de supervisar los balances y los presupuestos y vigilar que cuadre la contabilidad.

A los donativos se sumaron 3,6 millones de rentas de activos. Sin embargo, sus gastos fueron de 109,4 millones de euros.

Con todo, el dato del año pasado fue positivo en el sentido de que el aumento de donaciones llegó después de varios años de descenso.

Según informa Vatican News, la Comisión tendrá la función de ser “herramienta de coordinación de otras modalidades de recaudación de fondos, institucionalizadas o no, como las contribuciones de conformidad con el canon 1271 o el Óbolo de San Pedro”.

Está compuesta por cinco miembros, aunque se ha avisado de que puede llegar a seis: Roberto Campisi, asesor para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, que la preside; el arzobispo Flavio Pace, secretario del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos; Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; Silvana Piro, subsecretaria de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, y Giuseppe Puglisi-Alibrandi, subsecretario general de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. 

83,5 millones de déficit 

La medida de la creación de este nuevo organismo para recaudar fondos también se toma “considerando la situación económica actual”, según se explica en el quirógrafo, de las finanzas de la Santa Sede que están en una situación de déficit económico.

Según el último balance publicado en 2023, sus gastos superaron a los ingresos en 83,5 millones de euros, lo que supone un desajuste de unos cinco millones más que el año anterior.  

En este sentido, la lucha contra el déficit es una de las principales batallas económicas de la Santa Sede en este momento. 

Bajo esta premisa, en septiembre el Santo Padre remitió una carta al colegio cardenalicio en la que subrayaba la necesidad de lograr un “déficit cero” en la gestión económica de la Santa Sede. Así pidió a todas las oficinas y dicasterios a eliminar “lo superfluo” y ser como “las buenas familias” de manera que las ramas con superávit ayuden a cubrir las pérdidas de otras. 

Al mes siguiente, en octubre, el Vaticano anunció una reducción salarial para los cardenales de la Curia. Después el Papa Francisco volvió a dirigirse a ellos en otra misiva, en la que reconocía que el sistema de pensiones del Vaticano “actualmente es incapaz de garantizar a medio plazo su cumplimiento para las generaciones futuras”.

Ante este escenario, nombró al Cardenal irlandés Kevin Farrell como administrador único del Fondo de Pensiones.