El Ministro General de la Orden de los Frailes Menores (OFM), Fray Massimo Fusarelli, celebró una Misa en el hospital Policlínico Gemelli por la salud del Papa Francisco en la que pidió que su voz “no se apague”, porque la Iglesia Católica y el mundo la necesitan.
“Pedimos al Señor que continúe escuchando nuestra oración, para que la voz del Papa Francisco no se apague, sino que sea fuerte y alta; la necesitamos especialmente como brújula en un tiempo oscuro como el que estamos viviendo”, destacó el superior franciscano en la Eucaristía.
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En la celebración en la pequeña capilla “Juan Pablo II” del hospital Policlínico Gemelli, donde el Pontífice continúa ingresado desde el 14 de febrero, participaron unas 60 personas, varias de ellas pertenecientes al personal sanitario del hospital, estuvo precedida por una adoración eucarística a las 12 de la mañana.

Unas horas después, a las 4:30 a.m., se rezó el Santo Rosario como parte de las iniciativas diarias de oración organizadas en el Gemelli para expresar cercanía al Papa Francisco.
En su homilía, Fray Fusarelli rogó que el Pontífice “pronto pueda volver a su misión, fortalecido en espíritu y cuerpo, según la voluntad de Dios”. “Necesitamos su brújula, que nos recuerde el Evangelio para no doblegarnos ante los poderes de este mundo”, afirmó.
Según informaron los franciscanos, el Ministro General también ha estado ingresado en este mismo centro sanitario tras someterse a una operación quirúrgica, donde el Santo Padre permanece hospitalizado desde hace trece días.
En la homilía, el Ministro General de los Franciscanos reflexionó sobre el sufrimiento y la enfermedad desde una perspectiva cristiana. Inspirado en las lecturas del día, comparó las pruebas de la vida con el fuego que purifica el oro y la plata, eliminando las impurezas.
“Las pruebas, los sufrimientos y las enfermedades revelan quiénes somos realmente”, dijo. “Aquí, en este hospital, muchos de ustedes, incluidos médicos y personal sanitario, viven esta verdad todos los días”, agregó.

Asimismo, recordó las palabras de Jesús en el Evangelio de San Marcos, cuando toma a un niño y lo pone en medio de sus discípulos para enseñarles que la verdadera grandeza no está en el poder, sino en la humildad, la acogida y el servicio.
“Solo si nuestro corazón es purificado, si dejamos morir poco a poco la máscara del orgullo y la ambición, podremos reconocer y aceptar al niño que hay en nosotros”, explicó.
Asimismo, Fray Fusarelli destacó el testimonio del Papa Francisco, quien, incluso en la enfermedad, sigue mostrando la grandeza evangélica a través de la sencillez y la cercanía con los más frágiles.
A continuación lo comparó con San Francisco de Asís, quien en su famoso Cántico de las Criaturas, alababa a Dios por todas sus obras, incluido el sufrimiento en el mundo.
“Como cantó San Francisco: Laudato si’, mi Signore, per sola nostra infermitate (Alabado seas, mi Señor, también por nuestra enfermedad). Aunque humanamente la percibimos como una condena o una carga, en la fe puede convertirse en una ocasión de gracia, purificación e incluso conversión”, reflexionó.
El hospital Policlínico Gemelli tiene una honda vinculación con los frailes franciscanos desde 1963. De hecho, todos los capellanes de la iglesia “Juan Pablo II” del centro sanitario son frailes franciscanos. Su misión pastoral se inspira en la figura de Agostino Gemelli, fundador de la Universidad Católica del Sagrado Corazón y fraile menor, quien dio su nombre a este hospital.