En su mensaje para la Cuaresma, que comienza el próximo 5 de marzo con el Miércoles de Ceniza, el Papa Francisco invita a los fieles a “confrontarse con la realidad concreta de algún inmigrante o peregrino” dejando que esa experiencia los interpele.
En el texto, escrito el pasado 6 de febrero de 2025, ocho días antes de su hospitalización, pero publicado este martes por el Vaticano, el Papa Francisco señala que éste puede ser un “buen ejercicio” para ayudar a descubrir lo que Dios pide a cada uno.
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En este contexto, el Santo Padre recuerda que el tema del Jubileo es Peregrinos de esperanza, lo que evoca “el largo viaje del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida, narrado en el libro del Éxodo”.
Y señala que “no podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de la miseria y la violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos”.
Por ello, hace un llamamiento a la conversión e invita a preguntarse: “¿Cómo me dejo interpelar por esta realidad? ¿Estoy realmente en camino o, por el contrario, me encuentro paralizado, estático, atrapado por el miedo y la falta de esperanza? ¿Vivo satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad?”.
El Papa Francisco ofrece así algunas reflexiones sobre el significado del lema del Año Jubilar, recordando que con el signo penitencial de las cenizas comienza la peregrinación anual de la Cuaresma “en la fe y en la esperanza”.
“La Iglesia, madre y maestra, nos invita a preparar nuestros corazones y a abrirnos a la gracia de Dios para poder celebrar con gran alegría el triunfo pascual de Cristo sobre el pecado y la muerte. Como exclamaba san Pablo: ‘La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?’ (1 Co 15,54-55). Jesucristo, muerto y resucitado, es el centro de nuestra fe y el garante de nuestra esperanza en la gran promesa del Padre: la vida eterna, que ya realizó en Él, su Hijo amado (cf. Jn 10,28; 17,3)”, señala en el mensaje.
El Pontífice enfatiza que los cristianos están llamados a caminar juntos, “nunca como viajeros solitarios”. “El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos”, subraya.
Avanzar juntos sin dominar al otro y sin envidia o hipocresía
Además deja claro que caminar juntos es “avanzar codo a codo, sin pisotear ni dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido”.
“Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos unos a otros con amor y paciencia”, agrega.
Bajo esta perspectiva, el Pontífice insta a los fieles a examinar si en su vida, en su familia y en su entorno laboral son capaces de caminar junto a los demás, de escuchar y de vencer la tentación de “encerrarse en sí mismos”, preocupándose solo por sus propias necesidades.
Por ello, llama a los obispos, presbíteros, consagrados y laicos a cuestionarse si tienen “una actitud de acogida con gestos concretos hacia quienes se acercan a nosotros y hacia los que están lejos”. “¿Hacemos que las personas se sientan parte de la comunidad o, por el contrario, las marginamos?”, invita a preguntarse durante la Cuaresma.
En el mensaje, el Papa Francisco, que cita la encíclica Spe salvi de Benedicto XVI, hace también un llamamiento especial a la conversión a la sinodalidad, es decir, a vivir la fe en comunión y participación dentro de la Iglesia.
De esta manera, reflexiona sobre el significado de la esperanza en la promesa de Dios y exhorta específicamente a que el mensaje central del Jubileo, que concluirá el 6 de enero de 2026 “La esperanza que no defrauda”, sea el horizonte del camino cuaresmal hacia la Pascua.
Por último, el Santo Padre invita nuevamente a hacerse las siguientes preguntas: “¿Tengo la certeza de que Dios perdona mis pecados o actúo como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a interpretar los acontecimientos de la historia y me impulsa a comprometerme con la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?”.
El mensaje concluye con esta cita de Sta Teresa de Jesús: “Espera, espera, que no sabes cuándo vendrá el día ni la hora. Vela con cuidado, que todo se pasa con brevedad, aunque tu deseo hace lo cierto dudoso, y el tiempo breve largo”.