Luego de trece meses como administrador apostólico de la diócesis de Mar del Plata (Argentina), a la que llegó en enero de 2024 tras las renuncias sucesivas de dos obispos antes de asumir, Mons. Ernesto Giobando tomó posesión este sábado 22 de febrero como obispo diocesano.

La Eucaristía, presidida por el Arzobispo de La Plata, Mons. Gustavo Carrara, tuvo lugar en la Catedral de los Santos Pedro y Cecilia, de la ciudad de Mar del Plata, ante una gran concurrencia de fieles y con la presencia de autoridades locales y provinciales.

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Entre los concelebrantes estuvieron el Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Miroslaw Adamczyk; su hermano jesuita, Cardenal Ángel Rossi, Arzobispo de Córdoba; el Arzobispo de Buenos Aires, Mons. Jorge García Cuerva y su emérito, Cardenal Mario Aurelio Poli, y varios prelados más.

“Hace un poco más de un año, precisamente trece meses, llegué a esta diócesis de Mar del Plata como Administrador Apostólico por pedido de la Santa Sede, y hoy, en la fiesta de la Cátedra de San Pedro, asumo como Obispo y Pastor de esta iglesia particular”, repasó Mons. Giobando en su homilía.

Seguidamente, invitó a los fieles a contemplar dos relieves del altar mayor. Por un lado, la escena de la tempestad calmada, ante la que animó a confiar en que “aun en medio de las tormentas el Señor siempre está, y que de toda crisis salimos mejores o peores, pero no iguales”. 

“¡Cuántas veces pasamos por tiempos de tormentas o tempestades! Vivimos en un puerto donde los pescadores saben los peligros y las dificultades de adentrarse en un mar que impone respeto. Superamos las tempestades confiando en el Señor, aún a pesar de nuestra poca fe”, aseguró.

El otro relieve refleja la escena de la pesca milagrosa. Al respecto, el flamante obispo compartió una reflexión: “Durante todo este año pensé y recé frente a este mar inmenso (en un lugar que me tenía reservado el Señor), escrutaba el horizonte y miraba las orillas, esperando que el Señor me dijera y nos dijera como rebaño suyo y como Pueblo de Dios: ‘Naveguen mar adentro y echen las redes’”, como lo hicieron los discípulos en el mar de Tiberíades.

“Así hoy también queremos ir mar adentro, echar nuevamente las redes y pescar a muchos, a quienes tienen deseos de creer y hacer de este mundo una casa común, un mundo más justo y solidario”, aseguró el prelado.

Haciendo alusión al Evangelio, el obispo quiso compartir con la comunidad “quién es Jesús para mí”, y resumió: “Es mi Amigo, que hace 50 años, en el Año Santo de 1975, me llamó en las orillas de mi Santa Fe natal”. 

“Jesús es mi Amigo y es nuestro Salvador, y poder anunciarlo, predicando su Evangelio a todas las naciones y pueblos, es la tarea más hermosa que me haya podido tocar”, aseguró. 

Volviendo sobre la imagen de la barca, expresó: “Nadie está obligado a subir, pero los que quieran hacerlo, una vez arriba hay que remar juntos, trabajar juntos, rezar juntos, confiar juntos, sufrir y alegrarnos juntos, y que podamos dar una mano al que se hunde”.

“La cátedra no es sólo el sillón del Obispo, sino el lugar donde poder presidir y enseñar, junto a esa Piedra donde se construye la Iglesia, no con poder sino con servicio, no con violencia sino con mansedumbre”, aseguró Mons. Giobando. 

“La Iglesia, hoy pastoreada por el Papa Francisco, me confía el timón de esta comunidad, en una barca que no es mía, ni las redes son mías, ni esta cátedra es mía”, aclaró, al igual que los sacerdotes, consagrados y comunidades: “No son míos, no los puedo poseer y manejar a mi arbitrio; no son míos, yo soy de ustedes y juntos somos servidores de Dios”, sostuvo.

¿Qué pasó en los últimos años en la Diócesis de Mar del Plata?

En la Diócesis de Mar del Plata, ubicada en la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, las tensiones tuvieron su origen luego de que Mons. Gabriel Mestre, quien gobernó pastoralmente esa jurisdicción durante casi seis años, en julio de 2023 fue promovido a Arzobispo de La Plata, dejando la sede vacante y transitoriamente a cargo de un administrador diocesano, el P. Luis Albóniga, miembro del clero local y vicario general durante el pastoreo de Mons. Mestre.

Tras la salida de Mons. Mestre de la diócesis, el Papa Francisco efectuó dos nombramientos fallidos. El primero de ellos, a Mons. José María Baliña, quien hasta entonces se desempeñaba como Obispo Auxiliar de Buenos Aires, y renunció antes de asumir argumentando problemas de salud y personales. 

El segundo nombramiento fue a Mons. Gustavo Larrazábal, Obispo Auxiliar de San Juan de Cuyo, quien también renunció antes de tomar posesión, luego de que algunos medios de comunicación dieran a conocer una antigua denuncia en su contra por acoso laboral y abuso de poder.

En enero de 2024, el Papa Francisco nombró Administrador Apostólico a Mons. Ernesto Giobando, un obispo jesuita que también se desempeñaba como Auxiliar de Buenos Aires. Una de sus primeras medidas fue enviar al P. Albóniga a la Diócesis de Jujuy, a 1.900 kilómetros de Mar del Plata, al tiempo que anunció un “procedimiento canónico”.

En mayo de 2024, a 10 meses de haberlo nombrado, el Papa Francisco le pidió la renuncia a Mons. Gabriel Mestre a la Arquidiócesis de La Plata. Según las propias palabras de Mestre, el Santo Padre solicitó su renuncia “después de confrontar algunas percepciones distintas con lo acontecido en la Diócesis de Mar del Plata desde noviembre de 2023 hasta la actualidad”.

Actualmente, Mons. José María Baliña se desempeña como Obispo Auxiliar de la Diócesis de Chascomús, donde también Mons. Gabriel Mestre fue nombrado párroco de Nuestra Señora de Fátima, en la ciudad de Mar de Ajó.

Mons. Gustavo Larrazábal conserva su cargo como Obispo Auxiliar de San Juan de Cuyo, y el P. Luis Albóniga regresó recientemente a Mar del Plata, donde se desempeña como rector en la Escuela Universitaria de Teología, y colaborará en tareas pastorales hasta que se le asigne un nuevo destino. El resultado del procedimiento canónico iniciado un año atrás no fue informado públicamente.