Atendiendo al llamado del Papa Francisco de convertir el Mediterráneo en un lugar de encuentro, paz y convivencia en la diversidad, hoy se ha presentado en el Vaticano el proyecto “Bella Esperanza”, una iniciativa que zarpará desde Barcelona (España) el 1 de marzo.

Dos centenares de jóvenes procedentes de las cinco riberas del Mediterráneo, provenientes de distintos países, credos y lenguas, surcarán el mar Mediterráneo a partir del 1 de marzo durante ocho meses, finalizando su travesía en la ciudad francesa de Marsella.

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La travesía se llevará a cabo en grupos de aproximadamente 25 jóvenes, con una duración de ocho meses y cerca de treinta escalas en distintos puertos. Cada mes estará dedicado a un tema específico, abordando cuestiones como el diálogo intercultural, la construcción de la paz, la relación entre los cristianismos de Oriente y Occidente, los desafíos migratorios, y medioambiente y desarrollo. 

El Arzobispo de Marsella, Cardenal Jean-Marc Aveline, ha subrayado que el proyecto tiene por objetivo “fomentar la dinámica de peregrinación de la esperanza en el Mediterráneo” que abarcará sus cinco orillas: Mar Egeo, Mar Negro, los Balcanes, Europa Sur, Oriente Medio y Norte de África. 

Así, ha subrayado que esta iniciativa busca “escuchar y recoger la experiencia de las cinco orillas”, fomentar la coordinación con organizaciones, diócesis y universidades, “vivir la sinodalidad en lugares eclesiales que son mezcla”, contribuir a la fraternidad y construir una cultura del diálogo y de la paz.

El sacerdote a cargo del proyecto, P. Alexis Leproux, destacó que el mar y el barco —una goleta de tres palos— se convierten en “herramientas que nos van a permitir insertar a los jóvenes en un triple proceso”, que implica asumir su propia identidad, fomentar una fraternidad basada en el conocimiento mutuo y comprometerse a trabajar juntos.

Por su parte, el Arzobispo de Barcelona, Cardenal Juan José Omella, subrayó que “la diversidad reconocida, aceptada valorada, hace crecer la identidad”, y que “nuestra identidad nacional, religiosa, crece en la medida en que valoramos, respetamos y escuchamos al otro”. 

Además, señaló que este proyecto tiene ecos de la tercera encíclica del Papa Francisco, Fratelli tutti, en la que se enfatiza que somos “diversos pero complementarios”. 

Por otro lado, señaló que “estamos llamadas a entendernos y construir juntos una ciudad nueva”, porque “si vemos al otro como un enemigo al que hay que abatir, combatir, ganar o humillar, así no avanzará el mundo”.