Los obispos de la región Patagonia (Argentina) se dirigieron con una carta a los fieles ante los devastadores incendios que afectan la zona. Con preocupación y solidaridad, llamaron a trabajar por la reconstrucción.

Desde hace más de un mes, la Patagonia argentina se ve gravemente afectada por focos de incendio, varios de ellos de origen intencional confirmado por las autoridades. Las llamas ya arrasaron con más de 25.000 hectáreas, provocando daños irreversibles en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. 

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En este tiempo “de dolor y sufrimiento”, los prelados expresaron “profunda preocupación y solidaridad con todas las familias y comunidades que han sido impactadas por estos trágicos eventos”.

En especial, se refirieron a los casos de pérdida de la vida humana, como la de Don Reyes, un vecino de 87 años de El Bolsón, que falleció al intentar salvar a sus perros del fuego.

“Sabemos que los daños son vastos, no solo en el ámbito natural, sino también en la vida de cada uno de los que habitan esta región”, reconocieron los obispos.

En ese marco, expresaron su agradecimiento a brigadistas, bomberos, voluntarios y autoridades “que desde el primer momento se encuentran trabajando incansablemente para proteger nuestras comunidades, nuestro entorno, nuestra historia”. 

Dirigiéndose a los habitantes de la región, buscaron llevar un mensaje de esperanza: “Sabemos que el camino no es fácil, pero con la fe en Dios y el esfuerzo conjunto, podemos salir adelante, ya que es en cada oración, en cada acto de generosidad y en cada gesto de unidad, donde encontramos la fuerza para reconstruir, para sanar, y para renacer”.

Asimismo, invitaron a todos a unirse “en una súplica fervorosa a Dios, pidiendo que Él, en su infinita misericordia, nos envíe la bendición de la lluvia que apague los focos de fuego que consumen nuestra tierra”.

También reflexionaron sobre los "focos de fuego" en los corazones de los hombres, “aquellos que distorsionan las realidades y provocan divisiones, egoísmos y desprecio por la vida y la creación”. 

“Que Dios nos conceda la gracia de purificar nuestros corazones, para vivir con mayor solidaridad, empatía y responsabilidad hacia la tierra que nos acoge”, rezaron.

En ese sentido, invitaron a todos a “unirse en oración y abrazando la esperanza, levantar la cabeza, comenzar una nueva etapa que será ardua y posible”. 

“La reconstrucción es responsabilidad de todos, porque todos fuimos damnificados: principalmente nuestros niños y nuestros ancianos, nuestros bosques, nuestras fuentes de trabajo, lo urbano y lo rural. Dios escucha nuestras súplicas y nos guía siempre hacia la paz y la justicia”.