La situación en Haití se ha vuelto insostenible. Las bandas criminales se han hecho con el control, sumiendo al país caribeño en una crisis cada vez más profunda. ¿Las principales víctimas de esta grave situación?: Los niños.
Millones de ellos viven en zonas controladas por estas bandas y los secuestros, abusos y violaciones cada vez son mayores. Un reciente estudio indica que el abuso sexual a menores y adolescentes por parte de los miembros de estas peligrosas bandas ha aumentado en un 1.000% en los últimos dos años, y los reclutamientos un 70%.
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Los criminales no sólo están arrebatando el futuro a estos pequeños, sino también, en muchos casos, sus propias vidas. Pero entre todo el caos y la violencia, surgen pequeños destellos de luz, los “ángeles de la guarda” de estos inocentes que dedican su vida a salvar la de los más vulnerables. Mientras que ellos sigan trabajando, habrá esperanza para Haití.
Emmline Toussaint, de la BND (Bureau de Nutrition et Développement, Oficina de Nutrición y Desarrollo) y coordinadora en Haití de Mary’s Meals, la organización que proporciona comidas escolares a los niños necesitados, es sin duda uno de ellos. En Haití, dan de comer a 175.000 niños en 500 colegios.

El caos reina en Haití
El pasado mes de enero se cumplieron 15 años del terrible terremoto que azotó el país en 2010, arrasando con la vida de 300.000 personas. Sobre aquella tragedia, Emmline asegura que muchos creían “que iba a haber un nuevo comienzo en el país”.
“Con todas las vidas perdidas ese día, con todas las infraestructuras que se perdieron, podría haber sido una forma de reconstruir Haití de manera diferente. Desafortunadamente, eso no fue lo que ocurrió”, lamenta en conversación con ACI Prensa.
Remarca que la vida de muchas personas, especialmente en el área de la capital, Puerto Príncipe, empeoró drásticamente. “La gente empezó a sentirse cómoda viviendo bajo las carpas sin responder a sus necesidades básicas. Y a esta situación, se sumó seis años después el fenómeno de las bandas armadas”, detalla.
“La policía haitiana podía eliminar al líder de las bandas, pero cuando quitas al líder y no ayudas a las otras personas, surgen más líderes. Así que eso fue lo que tuvimos”. Además, subraya que varios de los candidatos a las elecciones presidenciales en 2011 y 2016 “usaron a la gente en los barrios marginales, dándoles dinero y armas sólo para tener a la gente a su lado”.
Lamenta que “hoy en día las pandillas son incontrolables” y que actualmente controlan el 90% del área metropolitana. A día de hoy, en el país caribeño hay hasta 200 pandillas, 20 de ellas en Puerto Príncipe. Sus miembros controlan las carreteras principales, el acceso al aeropuerto y el control del puerto, sumiendo al país en un caos absoluto con la violencia como bandera.
“Controlan todas las carreteras que dan acceso a otras áreas importantes de Haití, impidiendo que llegue comida. También controlan el norte y quieren llegar a las zonas más acomodadas, haciendo una especie de circunferencia. Si lo logran, podremos decir que el 100% del área de Puerto Príncipe estará bajo su control”.

“Los niños son el futuro, y sin comida son más vulnerables”
Sobre las principales víctimas, los niños, asegura que “son el futuro, y sin comida son más vulnerables”. Señala que muchos de ellos, incluso con 9 o 10 años, son reclutados por las bandas y se convierten en su propio “ejército”, puesto que les ofrecen comida y lo básico para vivir, algo que sus padres no pueden ofrecerles. Sin embargo, subraya que los menores que se unen a estas pandillas son los más vulnerables “y víctimas de nuestra sociedad”.
¿Y cómo convencer a un niño de no unirse a estas, estas bandas? La respuesta también es clara: comida.
“Cuando tienes hambre, entonces atacas. Simplemente, harías cualquier cosa solo para comer. Toman a un niñito que no tiene la capacidad de distinguir lo que es bueno de lo que no lo es, y le dan una pistola, prometiéndoles que si cogen la pistola comerán. Y entonces él la cogerá. Pero si le das la comida, entonces lo detendrás de aceptar esa pistola. Y es ahí donde interviene el programa de comidas”, explica a continuación.
Desde Mary's Meals llevan a cabo un programa de alimentación escolar, llegando a los niños de numerosas escuelas del país. Destaca que hay que tener “una buena planificación” en términos de logística, y también anticiparse, para que la comida pueda llegar a tiempo a su almacén, al que se refiere como “una fortaleza”.
Además, puntualiza que trabajan con transportistas locales, que les ayudan a llevar la comida desde el almacén a las escuelas. Afirma que se toman su trabajo muy en serio. “Para manejar la situación, tenemos que estar siempre alerta. Por ejemplo, cada día que tenemos 9 o 10 camiones en la carretera, yo no me voy a dormir hasta que me confirmen que han pasado los lugares conflictivos”. También utilizan barcos pequeños, para evitar a las pandillas que están bloqueando la carretera.

“La educación es la clave”
Muchas familias se ven obligadas a mudarse cuando las bandas toman las zonas donde viven. Emmline explica que cada vez hay una mayor tendencia a trasladarse a otras zonas fuera del área de violencia, donde “el número de niños está aumentando”.
Subraya que ayudan a estos niños a través de las escuelas puesto que creen que “la educación es la clave”. “Impulsamos a los niños dándoles comida cada día, pero al mismo tiempo aprenden algo, y esto es lo principal. Esta es la razón principal por la que podemos creer que hay esperanza para Haití”, subraya.
“Necesitamos líderes que tengan fe”
Emmline nació en Haití, donde ha vivido “desde siempre”. BND, la organización para la que trabaja, lleva en marcha desde 1986, y ahora están más centrados en la alimentación escolar. Trabaja en esta organización desde 2003, y comenzaron a colaborar con Mary's Meals en 2019..
“Realmente vemos las cosas de la misma manera. Vemos que la educación es la clave. Esto es lo principal para nosotros, les ayudamos pero también les mostramos que pueden ayudarse a sí mismos”, destaca.

La situación es complicada. Ha visto a muchos de sus compañeros perder sus casas, y ella misma encontró una bala perdida en la habitación de su hija. “Aunque tenemos todos estos problemas, tenemos esperanza, y nuestro personal está muy motivado, van a trabajar todos los días a pesar de que la situación empeora. Los niños y las escuelas nos necesitan”.
Aunque una paz duradera todavía no se vislumbra en el horizonte, la haitiana afirma que es necesario ayudar a las personas necesitadas, incluyendo a los miembros de las pandillas. “Necesitamos líderes que crean que es hora de cambiar la situación. No es aceptable que los niños no puedan ir a la escuela, tampoco es aceptable que tengan armas. Si se les deja de dar munición, ya sería un gran paso”.
“Necesitamos líderes que tengan fe, porque si no tienes fe, no puedes cambiar la situación”, remarca.
Destaca que “la nueva generación que viene”, los niños de cuatro, cinco, seis, o diez años, “son los que realmente necesitan nuestra ayuda”. “Creo que ayudándolos primero, ayudándolos a obtener lo mínimo, lo básico, conseguir algún lugar para dormir, para comer, agua y luego educación, podríamos cambiar la situación”, afirma.
“Dios está en el centro de todo lo que hacemos”
Emmline explica cómo su fe le ayuda a superar las dificultades. “Tengo muchos amigos sacerdotes católicos y nos apoyamos. Trabajamos estrechamente con sacerdotes, tenemos muchas escuelas que están apoyadas por la Iglesia y que están en nuestro programa”.
Señala que los presbíteros del país les ayudan a conocer la realidad de la situación, porque “ellos trabajan en los barrios marginales, trabajan en esas áreas afectadas, así que nos ayudan a saber exactamente lo que está pasando en este momento”.
“Si no fuera por Dios, creo que no tendríamos un país en este momento. Siempre digo que es porque los haitianos rezan mucho. Por eso todavía tenemos ese poco de esperanza. Pero al mismo tiempo, siempre digo que Dios nos está diciendo: ‘Te estoy ayudando’, pero es hora de que nosotros también nos involucremos, porque no podemos tener solo su mano, tenemos que trabajar en ello”, narra a ACI Prensa.
“Creo que Dios siempre está con nosotros y que está muy presente. Somos afortunados de que todos nuestros empleados estén vivos, no fueron secuestrados, aunque han perdido cosas. Pero no se han asustado y pueden trabajar todos los días, y salen a la carretera todos los días. Así que la fe está en todas partes en las que estamos trabajando. Lo principal es la fe, Dios está en el centro de todo lo que hacemos”.
Emmline comparte cómo ha sido testigo de la más pura generosidad aún en medio de la pobreza extrema. Recuerda en especial un día en una escuela, a la hora de comer. Junto a un niño que comía rápido, había uno que sin comer iba poniéndole comida en su plato.

“Al amigo que estaba compartiendo su comida, le pregunté si había comido. Él me dijo que no, pero que no le importaba. Su madre es vendedora ambulante y sabía que iba a tener comida al llegar a casa. Sin embargo, su amigo tenía seis hermanos, no tenía padre y su madre no trabajaba. Con esa esperanza decidió ayudar a su amigo, que no tenía esperanza en absoluto”.