El Papa Francisco ensalzó la vocación de las matronas, especialmente en este momento histórico en el que “parece haberse perdido el entusiasmo” por tener hijos.

El Santo Padre recibió este 6 de febrero en el Vaticano a un grupo de matronas, ginecólogos y profesionales sanitarios de Calabria (Italia). La audiencia tuvo lugar en la Casa Santa Marta y no en el Palacio Apostólico, como estaba previsto, debido a que el Pontífice padece un “fuerte resfriado”. 

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“Su profesión es maravillosa, una vocación y un himno a la vida, aún más importante en este momento histórico”, destacó el Pontífice al inicio de su discurso, entregado directamente a las matronas y médicos.

El Papa Francisco recibe a matronas y ginecólogos en el Vaticano. Crédito: Vatican Media
El Papa Francisco recibe a matronas y ginecólogos en el Vaticano. Crédito: Vatican Media

Lamentó también que en Italia y en otros países “parece haberse perdido el entusiasmo por la maternidad y la paternidad”.

 “Se las ve más como una fuente de dificultades y problemas que como la apertura a un nuevo horizonte de creatividad y felicidad”, algo que depende mucho del contexto social y cultural. Por ello, el Santo Padre les agradeció su labor por revertir la tendencia de la baja natalidad.

A continuación, compartió con ellos tres aspectos de su vida y su misión: la profesionalidad, la sensibilidad humana y la oración.

1. Profesionalidad

En cuanto a la profesionalidad, el Santo Padre remarcó que “la mejora continua de las competencias no solo forma parte de su código deontológico, sino también de un camino de santidad laical”.

En este sentido, subrayó que “la competencia es la herramienta con la que pueden ejercer de la mejor manera la caridad que se les ha confiado, tanto en el acompañamiento habitual de las futuras madres como en la gestión de situaciones críticas y dolorosas”. 

En todos estos casos, afirmó que la presencia de profesionales bien preparados “aporta serenidad y, en los casos más graves, puede salvar vidas”.

2. Sensibilidad humana

Para el Santo Padre, en un momento crucial de la vida, como es el nacimiento de un hijo o una hija, “se puede sentir vulnerabilidad y fragilidad, y por ello, una mayor necesidad de cercanía, ternura y calidez”. 

En tales circunstancias, resaltó que tener a su lado “a personas sensibles y delicadas hace mucho bien”. 

Por lo tanto, les recomendó que cultiven, además de su habilidad profesional, “un gran sentido de humanidad, que confirme en el alma de los padres el deseo y la alegría por la nueva vida, nacida de su amor y que contribuya a garantizar al niño un nacimiento sano y feliz”.

3. La oración

El Papa Francisco definió la oración como “una medicina oculta” pero eficaz, porque “cura el alma”. 

Señaló asimismo que a veces será posible compartirla con los pacientes, aunque otras veces “se podrá ofrecer a Dios con discreción y humildad, en el propio corazón, respetando la fe y el camino de cada persona”. 

Sin embargo, remarcó que, con la oración, siempre se contribuirá a fortalecer esa “admirable colaboración de los padres, de la naturaleza y de Dios, de la que nace un nuevo ser humano a imagen y semejanza del Creador”, como dijo el Venerable Pío XII.

Por lo tanto, les animó a sentir, ante las madres, los padres y los niños que Dios pone en su camino, “la responsabilidad de rezar también por ellos, especialmente en la Santa Misa, en la Adoración Eucarística y en la oración sencilla y cotidiana”.