Al referirse a la eutanasia y la reciente polémica sobre este tema en España, el Arzobispo de Toledo y Primado de la Iglesia en España, Mons. Antonio Cañizares Llovera, criticó a los falsos profetas de la vida “indolora” que pregonan una vida de “calidad” que excluye el sufrimiento.
En una Instrucción Pastoral a la Diócesis que se publicará en los próximos días, el Arzobispo de Toledo se pronunció críticamente sobre la eutanasia y el divorcio asegurando no moverle “ninguna postura de reacción política, sino de deber episcopal”.
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Refiriéndose a uno de los detonantes de la polémica sobre la eutanasia, la película “Mar adentro”, el Arzobispo Primado afirmó que “la forma con que se hizo pública en su día la noticia... confunde, seduce y hasta, a veces, violenta la conciencia y la libertad de las gentes. Por ejemplo, se presenta como si se tratara de algo ordinario, normal y heroico, cuando en realidad es un caso raro y, con todos mis respetos para Ramón Sampedro, no precisamente de heroicidad humana”.
Tras señalar que la Federación Nacional de Asociaciones de Lesionados Medulares y de Grandes Minusválidos ha declarado que la inmensa mayoría de discapacitados es contraria a la eutanasia, Mons. Cañizares expresó que “no son pocos los falsos profetas de la vida ‘indolora’ que nos exhortan a no aguantar nada en absoluto y a que nos rebelemos contra el menor contratiempo”.
“Según ellos -continuó el Arzobispo-, el sufrimiento, el aguante y el sacrificio son cosas del pasado, antiguallas que la vida moderna habría ya superado totalmente. Una vida de ‘calidad’ sería hoy una vida sin sufrimiento alguno”.
Más adelante indicó que “es necesario que los cristianos, de manera especial en estos momentos, anunciemos y defendamos la alegre noticia del valor y dignidad de la vida de todo hombre, de su grandeza y preciosidad...Desde aquí invito a todos los diocesanos de Toledo a que seamos testigos gozosos y valientes defensores de la vida, incansables y esforzados luchadores de los derechos humanos inalienables, como es el de la dignidad y de la vida de todo ser humano”.
Finalmente, el Arzobispo se refirió a la “presión que se está ejerciendo sobre la opinión pública”. “No cabe duda que existe una fuerza grandísima de poderes que están empeñados en esta legalización. Hay que luchar contra ello. Se trata de un retroceso en la humanidad. Se trata de un ataque al hombre y a su dignidad, un crimen en el que nadie puede cooperar en forma alguna ni consentir. Nos encontramos ante uno de los síntomas más alarmantes de la ‘cultura de la muerte’.”