En su primer viaje internacional con la Administración Trump, el Secretario de Estado de EE.UU., el católico Marco Rubio viaja del 1 al 6 de febrero a 5 países de Latinoamérica con el objetivo de detener “la inmigración masiva ilegal”, promover el desarrollo económico de la región y en medio de las tensiones por el Canal de Panamá, ubicado en una de las naciones que visitará.

El viaje a Panamá, El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, se da en medio de una serie de deportaciones de inmigrantes ilegales a diversos países, como por ejemplo Colombia, una política anunciada y puesta en marcha desde el inicio de la presidencia de Donald Trump y que ha sido criticada por los obispos estadounidenses.

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En un comunicado publicado el 31 de enero, la Secretaría de Estado señala que los encuentros de Rubio, de origen cubano, “con altos funcionarios y líderes empresariales promoverán la cooperación regional en torno a nuestros intereses compartidos fundamentales”

De acuerdo al texto, estos son “detener la migración ilegal y a gran escala, combatir el flagelo de las organizaciones criminales transnacionales y los narcotraficantes, contrarrestar a China y profundizar las alianzas económicas para mejorar la prosperidad en nuestro hemisferio”.

En un video en español, publicado en su cuenta de X, Marco Rubio, casado y padre de cuatro hijos, expresó su alegría por este viaje y lamentó al mismo tiempo que “a veces muchos de nuestros aliados regionales sintieron que les iba mejor siendo nuestros enemigos que nuestro aliado. Eso ya no es el caso”.

En ese sentido, Marco Rubio resaltó que “el liderazgo de nuestro país está de regreso” y “hay muchas oportunidades para la colaboración conjunta. Nuestras prioridades bilaterales pueden ayudar a poner fin a la era de la inmigración masiva ilegal, lograr el crecimiento económico y reforzar tanto la estabilidad como la seguridad regional”.

Tensiones por el Canal de Panamá

En su discurso inaugural, Donald Trump anunció su intención de recuperar el Canal de Panamá y se refirió a la influencia de China en ese lugar por el que pasa buena parte del comercio mundial, con una gran cantidad de barcos de Estados Unidos.

El Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa y el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, respondieron a Trump sobre el tema.

Mons. Ulloa destacó la capacidad de los panameños de administrar el Canal, llamando además a derribar “muros de odio y resentimiento y construyendo puentes de paz y justicia”, mientras que el mandatario subrayó que “el Canal es y seguirá siendo de Panamá y su administración seguirá estando bajo control panameño con respeto a su neutralidad permanente”.

El 22 de enero, el Papa Francisco recibió al presidente Mulino y le expresó "su solidaridad y respaldo a la causa de Panamá por su Canal, al tiempo que resaltó su importancia para el comercio global”, según informó el Vaticano ese día.