Los católicos en Uruguay saben que cuando comienza el año, deben marcar en sus calendarios el cuarto sábado de enero, porque tienen una cita con la fe: el Gran Rosario de Bendiciones para las Familias, que anualmente reúne a la comunidad en torno a la Virgen.

El lugar de encuentro es la Aduana de Oribe, en la ciudad de Montevideo, con el Atlántico de fondo y una brisa marina que este año obligó a los organizadores a solicitar que quienes acudieran al Gran Rosario llevaran velas con luces LED en lugar de las tradicionales.

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La antesala del rezo del 14° Rosario de Bendiciones para las Familias, y bienvenida para los fieles que iban llegando a dejar sus intenciones a la Madre —con rosario en mano y sillas bajo el brazo— fue con números musicales y testimonios. La llegada de la imagen de la Virgen para encabezar la jornada provocó gran emoción y arrancó aplausos a los presentes. También hubo sacerdotes escuchando confesiones.

El P. Juan María Más Feijoó, sacerdote misionero de la Sociedad San Juan, dejó un mensaje a los presentes: “En este día las compuertas del cielo están abiertas. Y el Señor está derramando gracias y bendiciones. Desde su parte está todo hecho. ¿Cuál es la nuestra? Tener una gran expectativa de lo que va a pasar en esta noche. Si esperamos poco, seguramente recibamos poco. Si esperamos mucho, vamos a recibir mucho. Y si esperamos todo, vamos a recibir todo. Nuestra parte tiene que ver con la fe con la que llegamos a abrir nuestra alma, nuestro corazón”.

Al atardecer, un rosario hecho de globos fue lanzado al cielo para llevar las intenciones de las miles de familias uruguayas, llegadas desde todos los rincones del país, y con el encendido de las velas se dio comienzo al momento de oración.

Dos sacerdotes y una religiosa guiaron los primeros misterios del rosario, en los que se pidió por la conversión de las familias, la vida por nacer, las vocaciones sacerdotales, la fe y la paz. Para el cuarto misterio, la invitación fue a rezarlo cada uno para sí mismo. En respetuoso silencio y clima de recogimiento, los fieles elevaron sus plegarias por sus intenciones personales y familiares. En representación de las comunidades, el quinto misterio fue guiado por una familia.

Finalizada la oración mariana, el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, se dirigió a la multitud para recordar que estamos cursando un Año Jubilar, un año especial para los católicos.

“Como sabemos, cada 25 años se celebra el año santo, año jubilar. Nuestro padre de la Iglesia uruguaya, el beato Jacinto Vera, siendo vicario apostólico y ya con el carácter episcopal, como obispo, celebró en 1875 el año santo, que había sido declarado por el papa Pìo IX. En ese año consagró a Uruguay al Sagrado Corazón de Jesús. Y el 12 de junio los obispos de nuestro país renovarán, junto con todo el pueblo uruguayo, la consagración del Uruguay al Sagrado Corazón (…) Este año, bicentenario de la Independencia, se cumplen también doscientos años de nuestra patrona, la Virgencita de Florida. A ella le encomendamos nuestra patria”, expresó.

Asimismo, el cardenal agradeció a Dios por los cinco jóvenes que ingresarán al seminario Cristo Rey en 2025, y expresó su gratitud al equipo organizador, convocando a obispos y sacerdotes presentes a impartir a todos su bendición.

El Gran Rosario de Bendiciones para las Familias 2025 culminó con un espectáculo musical a cargo de artistas locales.