El próximo domingo 19 de enero se estrena en Tarragona (España) una película sobre el obispo San Fructuoso y sus diáconos Eulogio y Augurio, cuyo martirio en el siglo III es el primero documentado en territorio español.
Las actas martiriales, conocidas con la expresión latina Passio Fructuosi, detallan el modo en que estos mártires fueron víctimas de la persecución desencadenada por los emperadores romanos Valerio y Galieno.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Fueron llevados a la cárcel, donde el obispo bautizó al catecúmeno Rogaciano. Tras varios días de arresto, fueron llevados delante del gobernador de la Hispania Citerior, quien los condenó a morir quemados vivos en el anfiteatro de Tarragona. Al concluir, la comunidad cristiana recogió esa noche los restos de los tres mártires para darles sepultura.
Aunque la Passio Fructuosi es de autor anónimo, se sospecha que pudo ser un militar que asistió al anfiteatro el 21 de enero del año 259, dado que utiliza numerosos términos marciales, detalla el cuerpo que efectuó la detención del obispo y sus diáconos e incluso el nombre de algunos de los soldados.
También se especifica el modo en que se produjo el juicio ante las autoridades y cómo los mártires rechazaron la posibilidad de apostatar de la fe. Su fama se extendió desde entonces, tanto que San Agustín escribió un sermón para el día de su fiesta.
En él, el santo de Hipona subraya la fidelidad de quienes afrontan con entereza el martirio para dar testimonio de fe y de la victoria de Cristo sobre la muerte. Además, enfatiza la idea del martirio como vía directa a la gloria eterna y factor de unión y fortaleza de la comunidad cristiana.
La cinta, titulada La Pasión de San Fructuoso, está basada en la obra teatral del mismo nombre que se representa desde 1990 y cuyo autor es Andreu Muñoz, director del Museo Bíblico Tarraconense.
Toda la acción se ha rodado en espacios patrimoniales de la ciudad de Tarragona, como el circo romano, el foro de la Colonia, la catedral o el anfiteatro, lugar del martirio, que aún se conserva en gran parte, más de 1.700 años después.