Durante un emotivo encuentro en el Vaticano, el Papa Francisco reconfortó a niños enfermos de cáncer, recordándoles que Jesús está con ellos y que es un amigo con quien pueden compartir sus alegrías y su sufrimiento.
El Santo Padre recibió este viernes a un grupo de niños de la Clínica de Oncología Pediátrica en Breslavia (Polonia), que han peregrinado a Roma junto a sus padres, médicos y enfermeras del centro en el marco del Jubileo de la Esperanza.
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Al inicio de su discurso, pronunciado desde el Palacio Apostólico, el Pontífice subrayó que el Año Jubilar “es un año en el que Dios quiere concedernos gracias”.
En un gesto de cercanía, el Papa Francisco aseguró que su corazón está “lleno de alegría”, ya que este encuentro es para él una oportunidad para “regalarnos esperanza y amor mutuamente”.
“Son para mí signos de esperanza. ¿Y por qué? Porque estoy seguro de que en ustedes está presente Jesús. ¡Y donde está Él, está la esperanza que no defrauda! Jesús tomó sobre sí nuestros sufrimientos, por amor, y entonces también nosotros, a través de su amor, podemos unirnos a Él cuando sufrimos”, señaló.
Aseguró que esta es “una prueba de amistad” ya que, cuando la amistad es verdadera, “la alegría del otro es también mi alegría, y el dolor del otro es también mi dolor”. Por ello, les recordó que Jesús es su amigo y que pueden compartir con Él sus alegrías y dolores.
También destacó que otra prueba de la amistad de Jesús es “el amor y la presencia constante de sus padres, es la sonrisa amable y tierna de los médicos, enfermeros, fisioterapeutas, que los cuidan y trabajan para mejorar su salud, para que no pierdan sus sueños ni sus esperanzas”.
El Papa Francisco les aseguró que él también los considera sus amigos y les pidió que le ayuden a servir a la Iglesia, ofreciendo sus oraciones y sufrimientos por las intenciones del Papa.
Más tarde, les invitó a rezar por aquellos niños enfermos que no tienen la posibilidad de recibir atención médica: “Están enfermos o heridos y no hay medicinas, no hay hospitales, no hay médicos ni enfermeros”, lamentó el Papa Francisco.
Por último, el Santo Padre destacó su valentía ante la enfermedad y afirmó que “son testigos de esperanza” para los adultos y sus compañeros.
“Les confío al Corazón de Jesús a través del Corazón Inmaculado de María. Los bendigo a todos y les llevo en mi oración”, concluyó el Santo Padre.