El Papa Francisco sostuvo que “la relación con Dios siempre hace florecer a las personas” durante una audiencia en el Vaticano con los promotores del proyecto Écoles de Vie(s), [Escuelas de Vida] impulsado por la Delegación del Organismo de Gestión de la Enseñanza Católica en Francia.

Al citar su encíclica Fratelli Tutti, el Santo Padre recordó que toda persona humana, por más frágil que sea, “posee un valor intrínseco”, por lo que “estamos llamados a reconocer a cada individuo como una persona única e insustituible”.

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Por ello, remarcó que nadie es inútil o indigno, y que “toda existencia es un don de Dios que debe acogerse con amor y respeto”.

Imagen de la audiencia del Papa con los promotores del proyecto Écoles de Vie(s). Crédito: Vatican Media
Imagen de la audiencia del Papa con los promotores del proyecto Écoles de Vie(s). Crédito: Vatican Media

Recordó que Jesús es el mejor ejemplo de ello, debido a que siempre fue al encuentro de los excluidos, acogiéndolos con amor. “La relación con Dios siempre hace florecer a las personas, ¡siempre!”, exclamó.

El Santo Padre subrayó la necesidad de que la Iglesia Católica acoja a todos con sus fragilidades, y que sea abierta y “capaz de acercarse a cada persona, de sanar las heridas de quienes sufren, de acariciar con ternura a los que carecen de afecto y de levantar a quienes han caído”. 

Como en ocasiones anteriores, reiteró que sólo en una situación es lícito mirar a alguien desde arriba: “Para ayudarle a levantarse”. Asimismo, exhortó a los educadores a valorar el potencial de los jóvenes y a crear espacios donde puedan expresarse “y descubrir que su vida tiene un sentido”.

Expresó también la necesidad de formar no sólo a profesionales competentes, “sino también adultos maduros que serán los artesanos de un mundo más bello y más humano, impregnado del Evangelio”.

El Papa Francisco finalizó su discurso citando el Jubileo de la Esperanza y animando a los miembros del proyecto educativo a “devolver la centralidad a la persona humana” y a integrar sus dimensiones espirituales “para construir una sociedad justa y solidaria”. 

A modo de conclusión, afirmó que las nuevas generaciones “necesitan con urgencia” una educación integral.