Año y medio después de su presentación en España, el Proyecto Koumi, un apostolado para la sanación de heridas sexuales que impulsa Spei Mater, va ganando presencia en el país, llegando a quienes han sido dañados por la banalización de la sexualidad.

Iniciado en la Archidiócesis de Valencia y extendido por varias diócesis catalanas, el Proyecto Koumi se ha instalado recientemente en la Archidiócesis de Madrid a modo de prueba donde este fin de semana se celebra la primera capacitación.

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La sesión tendrá lugar en la parroquia de San Romualdo en la tarde del viernes y a lo largo del sábado. En ella se abordará la génesis, la tipología y las consecuencias de las heridas sexuales en diferentes etapas de la vida, así como los posibles caminos para la reconciliación y dar sentido a lo ocurrido. 

El objetivo es lograr una nueva vida en Cristo, “renunciar a la dictadura del yo” y construir hábitos positivos mediante herramientas para el día a día. 

La Asociación de Fieles Spei Mater señala en la información de la capacitación que las heridas sexuales que tratan de abordar no se refieren en exclusiva a las derivadas de una conducta de abuso, sino también al “terrible daño que producen la promiscuidad y la banalización de la sexualidad”. 

Este riesgo tiene lugar en un mundo hipersexualizado en el que las relaciones sexuales se inician a una edad muy temprana donde se ha normalizado tener múltiples parejas sexuales. 

Esto, señalan desde Spei Mater, produce “un inmenso daño en la persona: su percepción del mundo y de sí misma se altera, no son capaces de tener una autoestima adecuada, de mantener una relación estable y a menudo caen en relaciones tóxicas destructivas”. 

“Koumi es Cristo mismo que sale al encuentro de la persona postrada y abatida a causa de las heridas que el mal uso de la sexualidad ha producido en su persona, para alzarla de nuevo y volverla a la vida digna de los que se saben amados por Dios”, subrayan.

El Proyecto Koumi se suma a otros apostolados relacionados con el carisma de Spei Mater, que es ser el rostro de la misericordia para las personas víctimas de la cultura de la muerte. 

Así, también promueven una red de Parroquias por la Vida, ayudan a personas relacionadas con el crimen del aborto a sanar a través del Proyecto Raquel y ofrecen atención y acompañamiento a mujeres con un embarazo imprevisto mediante el Proyecto Ángel.