Durante una ponencia presentada en la Conferencia General del Organismo Internacional de Energía Atómica, Mons. Leo Boccardi, hablando en nombre de la Santa Sede, pidió la búsqueda de salidas pacíficas a la creciente amenaza de las armas de destrucción masiva, especialmente en el Medio Oriente.
Durante su ponencia, dada a conocer este lunes por la Sala de Prensa de la Santa Sede, Mons. Boccardi señaló que “las violentas acciones que en los últimos tiempos han tenido como escenario Rusia y otros lugares del mundo ofenden gravemente a la humanidad”.
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“Las violaciones constantes de la dignidad humana y las víctimas inocentes del terrorismo llaman la atención de todos para afrontar eficazmente los motivos que están a la base de esa forma moderna de barbarie. Debemos seguir considerando que el diálogo es esencial para establecer la paz y la seguridad”, dijo el Prelado.
El Delegado vaticano advirtió además respecto de las “continuas amenazas a la paz y la estabilidad debida a la proliferación de armas de destrucción de masa” y recordó que hay amenazas de proliferación nuclear, así como países interesados en la adquisición ilegal de armas de destrucción de masa, además del “peligro de que los terroristas accedan a esos materiales y a esa tecnología”.
Después mencionó la creciente inseguridad en Oriente Medio, sobre todo en Tierra Santa e Irak, y subrayó la necesidad de promover “la aplicación pacífica de la tecnología nuclear”, para que “pueda responder a las preocupaciones más urgentes”, como la gestión de las reservas de agua potable, de los cultivos, la lucha contra la malnutrición, la cura de las enfermedades y la mayor tolerancia a la sal en los climas áridos.
Antes de la ponencia de Mons. Boccardi, el Cardenal Jean-Louis Tauran, durante una misa celebrada en la catedral vienesa con motivo de la misma Conferencia señaló que “como cristianos y por vocación, damos testimonio de la paz condenando todo tipo de violencia, rechazando las ideologías que la respaldan y los sistemas políticos que la promueven; eliminando la violencia de todas las formas de vida”.
“La violencia es la imposición del juicio propio, es no templar el derecho con la caridad. La violencia es la exclusión de los más débiles y menos dotados, es fomentar un espíritu de revancha”.
“En el mundo despiadado que hemos construido –agregó el Purpurado-, los cristianos están llamados a ejercer lo que me atrevería a llamar ‘el poder del corazón’”.
las grandes religiones son factores de paz