El domingo, en la Solemnidad de la Epifanía del Señor, el P. Edwin Henríquez transmitió calma y rezó el Padre Nuestro junto a los feligreses, durante la Misa, cuando un sismo de 6.2 grados sacudió El Salvador.
#TCSN | Estas imágenes muestran cómo vivió el sismo de magnitud 6.3 la feligresía reunida en misa dominical, presidida por el padre Edwin Henríquez, en la Parroquia Divino Niño, de San Salvador.
— TCS NOTICIAS (@tcsnoticias) January 5, 2025
Vía: Cortesía #SismoSV pic.twitter.com/oDsULMX0g7
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En un video que se viralizó en redes sociales, se ve al sacerdote en total calma mientras la tierra temblaba y la cámara que transmitía en vivo la Santa Misa en la Parroquia Divino Niño, en San Salvador, se sacudía. Los fieles, guiados por el sacerdote, unieron sus voces en oración, recitando el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria. Seguidamente, el presbítero prosiguió con la celebración de la Eucaristía.
Ese día, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y observatorios de sismología locales informaron que el sismo de 6.2, que se sintió también en la zona sur de Guatemala y en el norte de Nicaragua, no dejó víctimas mortales ni provocó daños significativos en las infraestructuras del país. El epicentro se localizó en el Océano Pacífico, a 50 kilómetros al suroeste de la localidad costera de La Libertad y a 30 kilómetros al sur de San Salvador, la capital de El Salvador.
El Ministerio de Medio Ambiente de El Salvador informó que no existía “amenaza de tsunami” para el país.
Tras el sismo, el P. Henríquez continuó con su homilía, en la que destacó el mensaje central de la Solemnidad de la Epifanía. “Celebramos la manifestación de la salvación de Dios a todos los pueblos. Eso significa la Epifanía”, expresó el sacerdote, quien añadió: “Los reyes magos, aunque no eran del pueblo judío, fueron invitados y respondieron al llamado de Dios. Esto nos recuerda que la fe no es un privilegio de unos pocos, sino un don ofrecido a todos”.
En su reflexión, el sacerdote enfatizó la misión evangelizadora de la Iglesia: “La razón de ser de la Iglesia es llevar el mensaje de salvación a todos los hombres. Ese anuncio comienza desde lo más sencillo: tocar puertas, invitar a participar en la celebración, sonar la campana. Hoy, los medios de comunicación también nos ayudan a cumplir esta misión de manera más amplia”.
El P. Henríquez también invitó a los presentes a vivir la fe de forma tangible, recordando la importancia de la oración corporal: “Arrodillarse al despertar, al llegar a la iglesia o simplemente persignarse, son gestos que nos orientan hacia Dios. No es sólo una formalidad, sino una manera de expresar nuestra fe y de fortalecer nuestra relación con el Señor”.
Concluyó la homilía animando a todos a ser discípulos comprometidos: “Cada día es una nueva oportunidad para vivir conforme a la voluntad de Dios. Enseñemos esto en nuestras familias, especialmente a los niños, para que crezcan con la certeza de que Dios está siempre con nosotros, incluso en los momentos de prueba”.