La Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer esta semana el mensaje del Papa Juan Pablo II al Cardenal Roger Etchegaray, en el que señala que Europa necesita de sus raíces cristianas para construir una sociedad más justa.
El mensaje del Pontífice fue enviado con ocasión de las Semanas Sociales de Francia, que se han celebrado en Lille del 23 al 26 de septiembre sobre el tema “Europa, participar en la construcción de una sociedad que hay que inventar”.
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Juan Pablo II escribe que el centenario de las Semanas Sociales “es una ocasión para volver a descubrir la larga tradición del Magisterio social de la Iglesias y los numerosos santos que desde los primeros siglos han marcado el continente europeo, como Benito, Cirilo y Metodio, Bonifacio, Tomás Moro, los mártires de los Embarcaderos de Rochefort, Edith Stein, Maximiliano Kolbe, Brígida de Suecia; todos han dado testimonio de que el Evangelio y los valores cristianos son un terreno fértil para la vida de las personas y de los pueblos, así como para la edificación de una sociedad”.
Tras recordar que también este año se conmemora el 60º aniversario de la Liberación, el Santo Padre dice que esta fecha “nos hace pensar en el escándalo que suponen las guerras”. Estos años, continúa, “se han caracterizado por numerosos gestos de reconciliación y por el deseo de hacer del continente una Europa de hermanos”.
Refiriéndose a Europa, el Papa señala que una verdadera integración de los países “conservará toda su riqueza si se preservan las culturas y las identidades nacionales, que pueden formar parte del patrimonio común y contribuir al crecimiento de todo el continente”.
El Papa pone de relieve que la apertura entre el Este y el Oeste del continente “invita a los europeos a intensificar sus relaciones entre el norte y el sur, para atajar azotes como la miseria, las epidemias, los conflictos de todo tipo”.
“Para afrontar –agrega la carta- estas urgencias estamos llamados a participar en una desarrollo duradero, que pase por la cooperación internacional fundada en la colaboración y la solidaridad, y preocupados por preservar las riquezas de la tierra y de que todos los pueblos se beneficien de los recursos del planeta mediante un reparto justo y equitativo".
“En este sentido –concluye-, la presencia de los cristianos en la vida social constituye un verdadero testimonio”. “El compromiso de los cristianos en la política es importante. Les invito a no abandonar su misión en este campo, buscando siempre la coherencia entre el Evangelio, la Tradición divina y apostólica y el Magisterio de la Iglesia y las opciones y decisiones que tienen que tomar”.