El sacerdote católico Henrykh Akalatovich fue condenado el lunes en Bielorrusia a 11 años de cárcel por “alta traición”, una acusación que el régimen de Alexander Lukashenko aplica a los prisioneros políticos, indicó el representante de una organización defensora de derechos humanos.

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La noticia fue dada a conocer por el Centro de Derechos Humanos Viasna. En su cuenta de X, la organización señaló que el sacerdote católico de 64 años ha negado “todos los cargos”.

Viasna recordó que el sacerdote ya ha sufrido un ataque cardíaco y antes de su arresto en noviembre de 2023 fue sometido a una cirugía por un cáncer. “Necesita atención y tratamiento especiales, pero en cambio se le ha condenado a condiciones muy duras por cargos políticos”, denunció la organización.

En declaraciones a la agencia Associated Press (AP), el representante de Viasna, Pavel Sapelka, señaló que el P. Akalatovich es el primer sacerdote católico condenado en Bielorrusia “por cargos criminales que se imputan a los prisioneros políticos”, desde la caída de la Unión Soviética, en 1991.

“La dura sentencia tiene la intención de intimidar y silenciar a cientos de otros sacerdotes antes de la elección presidencial de enero”, indicó.

En diciembre de 2024 The Tablet citó un comunicado del Episcopado católico que pide a los sacerdotes limitar sus apariciones en los medios de comunicación

“Los clérigos y los religiosos deben recordar que están llamados a predicar la enseñanza de Cristo, no sus propias opiniones y puntos de vista, especialmente aquellos que podrían causar confusión, escándalo o división… Esto incluye abstenerse de declaraciones y expresiones políticas”, afirma el texto citado por The Tablet.

Por su parte, AP informó que la condena contra el P. Akalatovich “ocurre mientras las autoridades bielorrusas intensifican la represión contra la disidencia antes de la elección presidencial del 26 de enero, que casi seguramente otorgará al presidente Alexander Lukashenko un séptimo mandato”.

Bielorrusia declaró su independencia de la Unión Soviética en diciembre de 1991 y tuvo sus primeras elecciones libres en 1994, las cuales fueron ganadas por Lukashenko.

Sin embargo, el aliado del presidente ruso Vladimir Putin se ha mantenido en el poder imponiendo un régimen autoritario. Según Viasna, en Bielorrusia hay más de 1.200 presos políticos.

La libertad religiosa en Bielorrusia

De acuerdo al Informe sobre Libertad Religiosa 2023 de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), Alexander Lukashenko se declara “ateo ortodoxo” y lleva a cabo una represión autoritaria con “consecuencias devastadoras para la sociedad civil y los derechos humanos, entre ellos la libertad religiosa”.

El documento señala que los católicos son entre el 10 y 12% de la población y que los grupos “que no están dentro de las estructuras ortodoxas de la Iglesia ortodoxa bielorrusa-Patriarcado de Moscú” sufren restricciones como, por ejemplo, la “denegación arbitraria del permiso de trabajo a clérigos no relacionados con el Patriarcado de Moscú”.

El informe recuerda la presión ejercida contra el entonces Arzobispo de Minsk y Moguilov, Mons. Tadeusz Kondrusiewicz, por pedir que se pusiera fin a la violencia contra los manifestantes que denunciaban fraude en las elecciones de 2020, con las que Lukashenko se mantiene en el poder.

Además, el régimen vigila a los creyentes a través de la policía secreta y los controla con su Plenipotenciario para Asuntos Religiosos y Étnicos. “La vigilancia se extiende a las publicaciones mediante la censura, y a las publicaciones en internet mediante la penalización a los usuarios por los contenidos publicados”, señala ACN.

“La mayor parte de los derechos humanos, incluida la libertad religiosa, están en peligro debido a la naturaleza autoritaria del Gobierno de Bielorrusia”, reitera el informe de ACN.