El Obispo de Punta Arenas, Mons. Oscar Blanco entregó el Premio por la Paz al ingeniero Patricio Riquelme Valdés, vecino de Magallanes, en reconocimiento por su testimonio de fe y su servicio a la comunidad.
El Premio por la Paz, una tradición que ya tiene 20 años en la diócesis, es un modo de congratular a aquellas personas que son modelo de fe y compromiso con el bien común.
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En esta ocasión, en la última Misa del año 2024, celebrada el 31 de diciembre a las 19:00 horas, el galardonado fue Patricio Riquelme Valdés, de 87 años, un ingeniero oriundo de Santiago, nacido en una familia católica y casado desde hace 61 años con Nora Fagerström Fuentes, con quien tiene dos hijos.
En su vida profesional tuvo grandes actos de servicio, como la recuperación de las regiones devastadas por el terremoto de 1960 en Valdivia.
Ya en Punta Arenas, se desempeñó por 46 años en la Dirección de Aeropuertos de la Región de Magallanes, donde llegó a ser el funcionario más antiguo. Su aporte fue angular en el desarrollo de la infraestructura de los aeropuertos del sur del país.
Uno de los aportes más significativos a la comunidad fue la organización de la visita del Papa Juan Pablo II a Punta Arenas, en 1987, como miembro del gobierno regional y voluntario por la Iglesia Católica.
Al entregar el reconocimiento, Mons. Blanco destacó los valores humanos y cristianos de Riquelme: “Su vocación de servicio en la Iglesia, en la cultura y a la sociedad civil lo hacen acreedor de tan digno reconocimiento, artesano de la paz”, recoge La Prensa Austral.
“El Premio por la Paz, que le entrega nuestra Iglesia diocesana, quiere honrar su larga trayectoria en la vida cristiana, familiar, profesional y social, como discípulo misionero de la paz”, expresó.
“Don Patricio es una gran persona, un testimonio de cómo debemos vivir nuestra vida cristiana y humana. Su contribución a la Iglesia, a su familia y a la sociedad lo hace merecedor de este premio, especialmente en un año que conmemora los 40 años del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina”, añadió.
Al recibir el premio, el ingeniero aseguró: “Este reconocimiento me llena de sano orgullo, pero no es una tarea personal. Mi familia, mis amigos y muchas personas han sido parte de este camino. Nunca he buscado premios; lo que he hecho ha nacido de mi corazón”, dijo.