Este 1 de enero, en la Solemnidad de María Madre de Dios, fue abierta la Puerta Santa de la Basílica Santa María la Mayor, la cuarta en lo que va desde el inicio del Jubileo de la esperanza 2025.
El acto fue llevado a cabo por el Cardenal Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de la Basílica Santa María la Mayor.
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La primera Puerta Santa fue abierta por el Papa Francisco el 24 de diciembre en la Basílica de San Pedro. Dos días después, el Pontífice abrió una Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia de Roma como gesto de cercanía con los presos, tal como manifestó en la bula Spes not confundit con la que convocó al Jubileo 2025.
El 29 de diciembre fue abierta la Puerta Santa de la Basílica de San Juan de Letrán, y la de San Pablo Extramuros se llevará a cabo el 5 de enero.
"Ábreme las puertas de la justicia, entraré y daré gracias al Señor”, es la parte final de la fórmula pronunciada por el Cardenal Makrickas al momento de abrir la Puerta Santa de la iglesia mariana más antigua de Occidente.
Concluido el rito, el purpurado procedió a celebrar la Santa Misa, en la que destacó que al momento de la apertura de la puerta sonó la antigua campana de la sperduta, que el 21 de marzo de 2024 volvió a esta basílica luego de 140 años.
En ese sentido, el Cardenal Makrickas afirmó en su homilía que el repique de esta campana transforma en sonido la imagen de María liderando el camino en la oscuridad.
"El tiempo es una gran criatura de Dios”, afirmó el purpurado, e indicó que aunque “el hombre a menudo y de diferentes maneras ha querido aumentar o perfeccionar el tiempo con las nuevas tecnologías”, cada intento ha terminado “siempre en su pérdida o en lo que podríamos definir como el ‘cansancio de tiempo’”.
Indicó que un ejemplo son los computadores y los teléfonos móviles, que fueron creados para para ahorrar y enriquecer el tiempo, pero que a menudo se han convertido en sus peores enemigos.
En cambio, afirmó que la persona nunca puede sentirse perdida o cansada del tiempo vivido con Dios. La Virgen Madre, añadió, “está en el corazón de este tiempo: Dios se complació en cambiar la historia y nuestro tiempo a través de Ella, la Mujer Inmaculada del pueblo elegido".
En ese sentido, destacó que “todo peregrino que cruce el umbral de la Puerta Santa de este primer santuario mariano de Occidente durante el Año Jubilar rezará ante el icono de la Madre de Dios, Salus Populi Romani, y delante de la Sagrada Cuna de Jesús y no podrá salir de aquí sin sentir una sensación particular”.
“Sensación y certeza de que la Madre celestial está con él. Todos partirán de aquí con la certeza de ser acompañados por la gracia, la protección, el cuidado y la ternura materna de María”, añadió.
Además, recordó que, así como María “fue decisiva en la plenitud de los tiempos, así es decisiva para la vida de todo cristiano. Porque nadie conoce mejor que la Madre los tiempos y las urgencias de los hijos”.
Posteriormente, el arcipreste coadjutor se refirió a la llegada de los pastores a la gruta de Belén para adorar al Niño Jesús.
“Partiendo de los campos hacia el humilde establo de Belén, los pastores, en esa noche santa, resumen la esencia del cristianismo: salir al encuentro del Señor, siguiendo su estrella”, aseguró.
Finalmente, acerca del Jubileo 2025, el Cardenal Makrickas señaló que todas las personas están llamadas a “esta misma esperanza” y caminar “por este camino de gozosa esperanza”.
“¡Todos! Y María está al lado de todos, sin excluir a nadie. Como una madre, ella ama a todos sus hijos y siempre los cuida”, afirmó.
"Encomendamos hoy, al inicio del Año Jubilar —una vez más— a la Madre de Dios nuestra vida, nuestro tiempo, para que nos conduzca a Jesús: la plenitud de los tiempos, de cada tiempo, del tiempo de todos para nosotros”, expresó.
De acuerdo a la bula Spes not confundit, las Puertas Santas de las basílicas de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor serán cerradas el 28 de diciembre de 2025.
Mientras que el cierre de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro tendrá lugar el 6 de enero de 2026, en la Fiesta de la Epifanía del Señor, llevándose a cabo la clausura del Jubileo ordinario.