Antes de la oración del Ángelus, el Papa Francisco recordó que, al igual que San Esteban, el primer mártir cuyo día se celebra este 26 de diciembre, hoy hay muchos perseguidos a causa del Evangelio.
Desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice recordó a este santo, patrono de los diáconos, quien mientras era lapidado “rezó por sus asesinos”.
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En este contexto, precisó que el mártir afrontó su muerte “como hombre verdaderamente libre”, amando incluso a sus asesinos y ofreciendo su vida por ellos, “como Jesús en la cruz”,
para que “se arrepientan y, perdonados, puedan tener el don de la vida eterna”.
De este modo, “el diácono Esteban se nos presenta como testigo de ese Dios que tiene un solo gran deseo: que todos se salven y que nadie se pierda”, señaló a continuación.
Para el Papa Francisco, San Esteban es también “testigo del Padre que quiere el bien y sólo el bien para cada uno de sus hijos, siempre; que no excluye a ninguno, que nunca se cansa de buscarlos y de acogerlos cuando, después de haberse alejado, regresan arrepentidos a Él”.
A continuación, remarcó que “Dios perdona todo, y perdona siempre”, y lamentó que “todavía hoy hay en diversas partes del mundo muchos hombres y mujeres perseguidos, a veces hasta la muerte, a causa del Evangelio”.
“No se dejan matar por debilidad, ni para defender una ideología, sino para hacer partícipes a todos del don de salvación que han recibido del Señor Jesucristo”, dijo el Santo Padre.
Explicó además que lo hacen “por el bien de sus asesinos, más necesitados de perdón y redención que los demás”.
El Papa Francisco también citó al beato Christian de Chergé, mártir de nuestro tiempo beatificado en 2018 en Argelia, quien llamó a su asesino “amigo del último minuto”.
“Pensando en quien lo iba a matar lo llamaba ‘amigo’ y ‘hermano’, y deseaba que estuviese con él en el Cielo. ¡Así es el amor de Dios, el amor que salva el mundo! ¡Cuánto necesitamos este amor!”, exclamó.
Por ello, dirigió a los fieles las siguientes preguntas: “¿Siento el deseo de que todos conozcan a Dios y se salven? ¿Sé querer el bien incluso para quienes me hacen sufrir? ¿Me intereso por los muchos hermanos perseguidos a causa de la fe y rezo por ellos?”.
“Basta de colonizar los pueblos con las armas”
Al finalizar la oración mariana del Ángelus, el Papa Francisco renovó su felicitación por la Navidad, agradeció los mensajes recibidos y transmitió su cercanía a los judíos que celebran la fiesta de Hanukkah.
También recordó que esta mañana ha abierto la Puerta Santa de la cárcel romana de Rebibbia, la que definió como “la catedral del dolor y de la esperanza”.
A continuación, pidió de nuevo la eliminación de la deuda externa de los países más pobres, un llamamiento recogido en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el próximo 1 de enero.
Ante los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Pontífice precisó que la cuestión de la deuda está ligada a la de la paz, al tiempo que denunció el mercado negro de las armas: “Basta de colonizar los pueblos con las armas”, enfatizó.
“Trabajemos para el desarme, contra el hambre, contra las enfermedades, contra el trabajo infantil”, pidió a continuación.
Por último, el Papa Francisco invitó a orar por la paz en el mundo entero, especialmente en los países que sufren la guerra, como la “martirizada” Ucrania, Gaza, Israel y Myanmar.