En una audiencia con niños y jóvenes de la Acción Católica Italiana, el Papa Francisco recordó que la Navidad no es solamente una cena, sino que es una festividad que está “en la raíz de nuestra fe”.

Tomando como referencia la misión de los apóstoles como “pescadores de hombres”,  el Santo Padre precisó que el Señor “no quiere capturar a nadie”, sino que respeta nuestra libertad.

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Así, nos ofrece “su amor y su salvación, sin pretender nada a cambio y sin excluir a nadie” y contagiando “la alegría y maravilla de su amor”, continuó.

Al dirigirse a los más pequeños, el Pontífice precisó que la “gente aburrida” es aquella que no sabe maravillarse y que “ha perdido la capacidad de asombro”. 

Por ello, a pocos días de la Navidad, les invitó a detenerse frente a un pesebre y a reflexionar sobre “los rostros maravillados” de los Magos y pastores: “¡Cuánto asombro hay allí!”, exclamó.

Sin embargo, el Papa Francisco puntualizó que esto “no vale solo para Navidad: Toda nuestra vida, de hecho, es un don extraordinario: cada uno de nosotros es único y cada día es especial, como decía el Beato Carlo Acutis”. 

“¿Lo conocen? ¿Saben que pronto será santo? ¡Es maravilloso! Él decía: debemos ser ‘originales’, no ‘fotocopias’. ¡Cuánta gente no tiene la capacidad de ser original! ¡Son fotocopias!”, lamentó el Papa Francisco.

En este contexto, les invitó a aprender a maravillarse y a no perder la capacidad de asombro. “Aprendamos a no dar nunca nada por sentado, especialmente el amor: el de Dios y el de las personas que encontramos”. 

“Contagiemos todo y a todos con nuestra maravilla: de casa en casa, de parroquia en parroquia, de ciudad en ciudad, de nación en nación. Así difundimos felicidad, confianza y consuelo”, añadió.

A continuación, subrayó que la Navidad “es una buena noticia”, no solamente para “hacer la cena y nada más”, sino también para contemplar el pesebre o ir a la iglesia: “Es una festividad que está en la raíz de nuestra fe”.

También les invitó a cuidar de los niños necesitados y a estar cerca “en la oración y la caridad, de quienes sufren, de tantos niños como ustedes que padecen hambre, guerra y enfermedades”, especialmente los niños de Ucrania “que han olvidado cómo sonreír”.