El Papa Francisco ofreció tres consejos a un grupo de peregrinos italianos del Camino de Santiago (España) con los que se reunió en audiencia esta mañana en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
Al inicio de su discurso, el Santo Padre dio la bienvenida al Arzobispo de Santiago de Compostela, Mons. Francisco Prieto Fernández, y a los miembros de la Familia Guanelliana, formada por laicos, religiosas de las Hijas de Santa María de la Providencia y sacerdotes y seminaristas de los Siervos de la Caridad, quienes ofrecen acogida espiritual a los peregrinos en Galicia (España).
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Después de expresar su júbilo por el aumento peregrinos a este Santuario de “relevancia en la historia cristiana de Europa”, el Papa Francisco les dirigió una pregunta para reflexionar:
“¿Las personas que hacen el Camino de Santiago realizan un verdadero peregrinaje? ¿O se trata de otra cosa?”. En este contexto, les ofreció tres consejos o “signos” para vivir el Camino como un auténtico peregrinaje:
En primer lugar, destacó el silencio. “El camino vivido en silencio permite escuchar, escuchar con el corazón y encontrar así, mientras se camina, a través del esfuerzo, las respuestas que el corazón busca”. “Dios habla en el silencio, como una brisa ligera”, añadió.
El Pontífice también les animó a llevar siempre el Evangelio en el bolsillo. “El peregrinaje se realiza releyendo el camino que hizo Jesús, hasta el don extremo de Sí mismo”, añadió.
“Es una bonita forma de rezar. Un Evangelio de bolsillo, no cuesta nada, pero si alguien no puede pagarlo yo lo pago, que me lo pida... [ríe] Pero es importante llevar el Evangelio en el bolsillo”, bromeó el Papa Francisco.
Remarcó que el Camino “es tanto más auténtico, tanto más cristiano, cuanto más nos lleva a salir de nosotros mismos y a entregarnos gratuitamente, en el servicio al prójimo. Y esto lo hace el Espíritu Santo cuando leemos cada día el Evangelio”, subrayó.
Al tercer consejo, el Santo Padre lo denominó “protocolo de Mateo 25”: “Todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más pequeños, por mí lo hicieron” (Mt 25,40).
A lo largo del camino, el Santo Padre les pidió “estar atentos a los demás, especialmente a quienes tienen más dificultades, a quienes han caído, a quienes necesitan ayuda”.
“Los animo en su apostolado de evangelización y de cuidado. Los antiguos peregrinos nos enseñan que de los peregrinajes cristianos se regresa como apóstoles”, concluyó el Papa Francisco.