El año pasado, por esta época, un documento del Vaticano que autorizaba a los sacerdotes a impartir bendiciones no litúrgicas a parejas del mismo sexo fue noticia en todo el mundo, tanto en la prensa secular como en la católica.

Algunos obispos de África rechazaron el pronunciamiento, otros en Europa lo celebraron y obispos de diversos lugares emitieron directrices para explicarlo.

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Un año después, ¿cuál ha sido el efecto en la Iglesia Católica en Estados Unidos? ¿Qué tan comunes son las bendiciones de personas que mantienen relaciones del mismo sexo en las parroquias?

Para tratar de averiguarlo, el National Catholic Register contactó a principios de este mes a las 177 diócesis de rito latino en Estados Unidos para preguntarles por su experiencia con la implementación del documento, Fiducia supplicans, que permitía lo que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe llamó “la posibilidad de bendiciones de parejas… del mismo sexo”, siempre que las bendiciones fueran breves, no siguieran ninguna liturgia para evitar que parecieran un matrimonio y “no pretendieran sancionar o legitimar nada”.

21 diócesis respondieron. Algunas se negaron a hacer comentarios. Todas las que proporcionaron información precisaron que no hacen un seguimiento de las bendiciones ofrecidas por los sacerdotes; y prácticamente ninguna informó haber recibido quejas o comentarios de sacerdotes u otras personas sobre prácticas derivadas del documento.

Hace un año, los partidarios del documento (al que siguió una declaración aclaratoria dos semanas y media después) lo consideraron como un enfoque pastoral útil para las personas que se encuentran en situaciones que la Iglesia considera objetivamente pecaminosas, o como un paso hacia la plena aceptación de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, algo que recibieron con agrado.

Algunos críticos dijeron que socavaba las enseñanzas de la Iglesia sobre el matrimonio y la sexualidad; otros opositores dijeron que no iba lo suficientemente lejos.

El silencio de Spokane

El P. Darrin Connall dijo al Register que, como vicario general de la Diócesis de Spokane, Washington, habla regularmente con muchos sacerdotes y ninguno le ha contado sobre una pareja del mismo sexo que haya pedido una bendición.

“No conozco ningún caso en el que haya ocurrido algo así”, dijo el sacerdote por teléfono. “No he oído a ningún sacerdote hablar de ello desde diciembre o enero pasados”.

Mons. David O'Connellm Obispo de Trenton en el estado de Nueva Jersey, dijo que no tiene conocimiento de ninguna bendición a parejas del mismo sexo por parte de sacerdotes en su diócesis.

“No tengo la menor idea de que haya sucedido. Es posible que haya sucedido. Pero si sucedió, fue de manera clandestina y sin mi conocimiento”, dijo el prelado

“Sin duda, soy consciente de lo que dice el documento. Soy consciente de los límites y no tengo ningún problema en hablar de ellos, pero simplemente no se plantea”, afirmó, añadiendo que no le han pedido personalmente que haga esas bendiciones. 

En la Diócesis de Buffalo, estado de Nueva York, la discusión sobre el documento se calmó rápidamente después de su publicación, indicó el P. Peter Karalus, vicario general de la diócesis.

“Hubo una conversación inicial en el consejo presbiteral y otros órganos consultivos cuando se publicó por primera vez el documento, pero no ha habido discusiones de seguimiento ni solicitudes de discusión”, dijo el sacerdote al Register a través del correo electrónico

Esto refleja las experiencias de casi todas las demás diócesis que proporcionaron comentarios al Register.

El porcentaje más alto de parejas del mismo sexo

Una excepción es la Arquidiócesis de San Francisco, ciudad que tiene el mayor porcentaje de parejas del mismo sexo entre las grandes ciudades de Estados Unidos.

“Hemos tenido algunos problemas durante el año pasado con personas que intentan insistir en que se les bendiga de manera ilegítima”, dijo en un correo electrónico Peter Marlow, representante de Mons. Salvatore Cordileone, Arzobispo de San Francisco.

Marlowe compartió con el Register extractos de un memorando que el arzobispo envió a los sacerdotes de la arquidiócesis unos días después de que se publicara el documento vaticano.

En él, el prelado señaló que tales bendiciones deben ser “espontáneas” y no “planificadas de antemano, programadas o celebradas en un ritual”, considerando que “la gente frecuentemente les pide a los sacerdotes y obispos que les den una bendición”.

“Estoy seguro de que usted, como yo, nunca preguntamos por su vida moral o por cómo viven sus relaciones íntimas. Simplemente los bendecimos”, escribió Mons. Cordileone.

“En consecuencia, en el caso de dos personas que se presentan como pareja en un matrimonio o relación similar al matrimonio, pero es evidente que no están en el vínculo de un matrimonio válido, siempre es lícito bendecirlos como dos individuos separados”.

Pero no se deben conceder tales bendiciones, remarcó, “si fueran causa de escándalo, es decir, si pudieran inducir a error a las mismas personas o a otros haciéndoles creer que pueden existir contextos distintos del matrimonio en los que ‘las relaciones sexuales encuentran su significado natural, propio y plenamente humano’”.

La última frase entre comillas está tomada de Fiducia supplicans (4).

“En consecuencia, cualquier sacerdote tiene el derecho de negar tales bendiciones si, a su juicio, hacerlo sería fuente de escándalo de cualquier manera”, escribió el prelado de San Francisco.

Toma de decisiones

El P. Connall, de la diócesis de Spokane, también dijo al Register que los sacerdotes toman decisiones sobre bendiciones y muchas otras cosas todo el tiempo. “Hay todo tipo de decisiones pastorales que tomamos cada día y que el obispo respeta”, resaltó.

Fiducia supplicans cambió el enfoque de una política anterior del Vaticano como se establece en un documento publicado en febrero de 2021, que decía que la Iglesia puede ofrecer bendiciones “a personas individuales con inclinaciones homosexuales” pero no a las uniones de parejas del mismo sexo, porque Dios “no bendice y no puede bendecir el pecado”.

Los funcionarios del Vaticano han dicho que el documento de diciembre de 2023 no altera la enseñanza de la Iglesia de que la actividad sexual es moral sólo si la realizan un hombre y una mujer casados y que están abiertos a la posibilidad de procrear nueva vida.

“La verdadera novedad de esta Declaración”, escribió el Cardenal Víctor Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en una nota aclaratoria de enero de 2024, “no es la posibilidad de bendecir a las parejas en situación irregular”, sino que es “la invitación a distinguir entre dos formas diferentes de bendiciones”: lo que llamó “litúrgicas o ritualizadas” por un lado y “espontáneas o pastorales” por otro.

Esa distinción es clara para los sacerdotes de la Diócesis de Buffalo, dijo el P. Karalus, vicario general allí. “Los sacerdotes entienden que no es una bendición para una pareja o una relación, sino una bendición para los individuos”, subrayó el presbítero.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en el National Catholic Register.