Un sacerdote impidió que un hombre se llevara sin consumir la Hostia consagrada tras acercarse a comulgar durante la Misa del segundo aniversario del santuario de Santa Lucía en la Diócesis de Santa Rosa de Copán, en Honduras.

El P. Nery Adalberto Gómez Pérez, párroco de San Marcos Evangelista en Ocotepeque, fue invitado el pasado viernes a presidir la celebración en el santuario de Santa Lucía, en cuyo templo se había congregado una gran multitud de fieles. 

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En el momento de la Comunión dentro de la Misa, entre los fieles se encontraba un hombre de estatura superior a la media de los presentes, que lucía bigote y vestía una camiseta blanca y una gorra de béisbol. 

Esperando su turno, se colocó ante el sacerdote, que pronunció las palabras “el cuerpo de Cristo” sin obtener respuesta de quien se confirmaría a continuación como profanador. 

En la secuencia, que puede comprobarse a través de la página de Facebook del Canal 16 de Ocotepeque, se aprecia cómo el hombre hace un gesto no habitual, adelantando la boca para tomar la Hostia de la mano del sacerdote, en vez de esperar a que sea éste quien la deposite en su lengua. 

Con la Eucaristía entre los dientes y medio asomando de su boca, el profanador se queda un instante sin saber qué hacer y mira al sacerdote, resultando una sonrisa que delata sus nervios. 

Sin terminar de consumirla, se da la vuelta para volver a su lugar en los bancos de la iglesia, pero el sacerdote de manera inmediata se da cuenta de la situación. Primero le señala con la mano, pero luego se ve obligado a acercarse hasta su lugar, para exigirle que devolviera la forma sagrada.

Tras reservar la Eucaristía profanada, el presbítero continuó la celebración sin mayores sobresaltos. 

La Eucaristía, "el mayor tesoro de la Iglesia"

Al concluir la celebración litúrgica, el P. Gómez aprovechó la ocasión para catequizar sobre la importancia de la Eucaristía y la responsabilidad de todos los católicos a la hora de custodiarla. 

El presbítero subrayó que la Eucaristía “es el mayor tesoro de la Iglesia” y, dado que de ella forman parte lo mismo sacerdotes, religiosos que laicos, recordó que “todos debemos ser celosos con este tesoro”. 

“Por eso en el momento de la comunión, en vez de estar nosotros distraídos —prosiguió el celebrante— algo que sí hemos de hacer todos, si es nuestro tesoro la Eucaristía, es estar pendiente de que alguien no cometa un desagravio”.

“Me tocó en esta ocasión a mí hoy. Pero no es cuestión sólo mía. Es cuestión también de todos. Todos deben de estar velando”, insistió.

Además, señaló que, ante estas situaciones, el laico tiene “la autoridad como cristiano” de reclamarle a un profanador: “Déme la Hostia consagrada, por favor. Démela. Que si usted no la va a honrar, démela, que yo la voy a honrar”, para dársela a continuación a un sacerdote. 

Antes de concluir, el P. García recordó que la Eucaristía es “la presencia de Dios entre nosotros, real y viva. De no ser así, esto es un teatro”.