El Papa Francisco ha revelado que escapó por poco de dos atentados contra su vida durante su visita a Irak en marzo de 2021, en la ciudad de Mosul.
En un nuevo libro titulado Spera (traducido como “Esperanza”), que se publicará el 14 de enero de 2025, el Santo Padre relata su historia personal, incluidos detalles del ataque planeado durante su viaje.
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Se le aconsejó no ir
Según Corriere della Sera, el periódico italiano que compartió extractos del libro, el Pontífice afirmó que la mayoría de la gente le había aconsejado no realizar la visita apostólica a una tierra devastada por el yihadismo y la violencia extremista. Esos desafíos se vieron agravados por la pandemia de COVID-19 y los altísimos riesgos de seguridad.
“Pero yo quería ir a toda costa. Sentía que tenía que hacerlo”, expresó Francisco, quien dijo que sentía la obligación de visitar y conocer a “nuestro antepasado Abraham”, de quien judíos, cristianos y musulmanes tienen su linaje.
El Santo Padre subrayó también que no quería decepcionar al pueblo iraquí. Veinte años antes, el Papa Juan Pablo II no había podido visitar el país porque el entonces presidente iraquí, Saddam Hussein, había rechazado el plan.
La ciudad que dejó huella en su corazón
La ciudad de Mosul, como se cuenta en el libro, fue “una herida en el corazón del Papa”. Francisco describió cuán profundamente lo afectó la ciudad. Al ver Mosul desde un helicóptero, la vista lo golpeó como “un puñetazo en el estómago”. La histórica ciudad antigua, antaño un lugar de coexistencia imbuido de siglos de tradición y civilización, había quedado reducida a ruinas durante los tres años de reinado del ISIS. Desde arriba, Mosul le parecía una “imagen de rayos X del odio”.
Advertencias
En el libro, el Papa también reveló que, tan pronto como aterrizó en Bagdad, la policía informó a la seguridad del Vaticano de que la inteligencia británica había transmitido una advertencia: una joven terrorista suicida se dirigía a Mosul con la intención de inmolarse durante la visita del Papa. Además, se había puesto en marcha un camión a toda velocidad con el mismo propósito.
A pesar de estas amenazas, el viaje se desarrolló según lo previsto.
La “alegría y honor” de conocer a al-Sistani
Al reflexionar sobre su visita a Najaf, el Papa Francisco dijo que su encuentro con el Gran Ayatolá Ali al-Sistani “llenó su alma de alegría y honor”.
Describió la decisión de al-Sistani de darle la bienvenida en su casa como más elocuente que cualquier palabra, declaración o documento, ya que encarnaba la amistad y un sentido compartido de pertenencia a una familia humana.
El Santo Padre llevó consigo algo que al-Sistani calificó de “gracia preciosa”: “Las personas son hermanos en la fe o iguales en humanidad”.
Al día siguiente de su encuentro con al-Sistani, el Papa preguntó a los servicios de seguridad del Vaticano sobre los dos ataques denunciados. El comandante respondió sucintamente: “Ya no existen”.
Esta respuesta también dejó una marca en el Papa porque esos ataques, señaló, fueron el fruto amargo de una guerra venenosa pero al final se disiparon.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en ACI MENA.