En apenas unos días han sido miles de personas las que han visto Navidad de barro, la felicitación audiovisual publicada por la Universidad Católica de Valencia (UCV), inspirada en la tragedia producida por la DANA el pasado mes de octubre y que se cobró más de 200 vidas humanas. 

Sólo en el canal de YouTube la felicitación navideña ha alcanzado las 85.000 visualizaciones, a lo que hay que sumar otras muchas ya que el vídeo se ha difundido a través de redes sociales como WhatsApp, donde ya tiene asociado la leyenda “reenviado muchas veces”. 

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La idea del vídeo partió de la directora de Comunicación de la UCV, Carola Minguet, quien delegó la tarea a Lucía Garijo, directora de Pensamiento Visible, un laboratorio audiovisual creado en la universidad para difundir la antropología cristiana y suscitar preguntas en sus audiencias.

Garijo (Valencia, 1994) estudió Bellas Artes en Valencia, grado que concluyó elaborando el documental Al principio no era así, basado en la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II. También es Máster de Humanidades por la Universidad Francisco de Vitoria y en Documental Creativo por la Universidad Autónoma de Barcelona. 

En conversación con ACI Prensa, confiesa que se encuentra sorprendida por la rápida difusión del vídeo: “Dios mío, era un vídeo para la universidad y de pronto tiene miles de visualizaciones”.

Sin embargo, conocer la historia detrás de este vídeo hace mucho más fácil comprender por qué ha tocado tantos corazones. 

“La verdad, es que el origen de la idea fue un regalo”, comienza Lucía. Un regalo que comienza la tarde del 29 de octubre de 2024, cuando las riadas asolaron numerosas poblaciones en la costa este de España, de manera principal en Valencia. 

Su abuela Julieta falleció en Utiel. Vivía “en una de esas casitas bajas. Era la primera que estaba junto al río. Se llevó todo el impacto. No quedan ni siquiera las paredes”, detalla con entereza Lucía.

Aquello fue impactante. “Cuando me enteré de la noticia me puse muy enferma, con fiebre en la cama, sin poder moverme”. Así estuvo durante cinco días. Y lo cuenta porque, a pesar de considerarlo “muy humillante”, deja claro que no pudo salir a ayudar desde el primer momento.

Primero por encontrarse enferma y luego, porque a muchos dijeron que volvieran a la normalidad cuanto antes, pero era imposible trabajar. “Necesitaba que mi trabajo estuviera vinculado con lo que sucedía. No me podía saltar las preguntas antropológicas que eso suscitaba”.

Sacerdotes, religiosas y voluntarios laicos ayudan a quitar barro de las zonas afectadas por la DANA en Valencia. Crédito: Archidiócesis de Valencia.
Sacerdotes, religiosas y voluntarios laicos ayudan a quitar barro de las zonas afectadas por la DANA en Valencia. Crédito: Archidiócesis de Valencia.

En su puesto de trabajo, mirando calendarios y plazos de entrega sólo le entraban ganas de vomitar: “Era incapaz de hacer ninguna reflexión sesuda. Sólo necesitaba ponerme las botas y estar ahí”, en el barro. 

Para entonces, en Utiel, donde vivía su abuela, ya no había nada que hacer. Así que con su parroquia se dirigió a otras localidades afectadas. Un día, “reventada de cansancio y llena de barro”, llegó a casa y encontró a su madre, Pilar, con las manos también embarradas. 

Se preguntó: “Pero si está en casa, ¿qué hace con las manos embarradas?”. Pilar es ceramista y había dedicado la tarde a modelar unas figuras para el misterio de un belén, que acabó por formar parte del vídeo.

“En ese momento casi me pongo a llorar”, confiesa Lucía, que en ese momento tuvo una inspiración que finalmente se plasmaría en la felicitación viral: “Dios se ha hecho barro, no ha tenido asco de nuestra situación”. 

Lucía matiza que lo vivido tras la DANA en Valencia “no es el parque temático de la esperanza, es durísimo. Pero ese día venía con los ojos llenos de la entrega de las personas”. 

Dos días después, recibió el encargo de realizar el vídeo y poco después descubrió Un Dios que se embarra, artículo firmado por el profesor de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, Leopoldo Quilez.

Así entraron en contacto la intuición de Lucía con el peso teológico del profesor. Y tras verse, hablaron mucho del guión: “Por eso tiene esa profundidad teológica, porque yo llevaba muchas cosas en el corazón, pero él le dió estructura y una consistencia que yo sola no soy capaz de dar”, resume Lucía. 

Lucía Garijo perdió a su abuela Julieta en Utiel, a causa de las riadas por la DANA en Valencia. Crédito: Cedida Lucía Garijo.
Lucía Garijo perdió a su abuela Julieta en Utiel, a causa de las riadas por la DANA en Valencia. Crédito: Cedida Lucía Garijo.

La emoción del rector

Con el guión en una mano y el belén de su madre en la otra, Lucía fue a presentar el proyecto al rector de la UCV, José Manuel Pagán Agulló: “Cuando se lo enseñé, casi se pone a llorar”, explica Lucía. 

Tanto le gustó, que decidió que además del vídeo, los trabajadores de la UCV recibirían una réplica del belén de barro y la felicitación en papel sería un fotograma del vídeo. 

“Todo ha sido Providencia”

Lucía se pudo manos a la obra. Tenía varios asuntos que resolver. Necesitaba imágenes y unas manos que amasaran barro en el vídeo... y una fábrica donde hacer las réplicas. “¿Y ahora cómo encuentro yo una fábrica?”, se preguntaba Lucía. 

Para las manos se decidió a llamar a su amigo David Fernández, profesor del Grado de Enfermería de la UCV. Cuando le llamó, desconocía que, años atrás, había trabajado en una fábrica de alfarería en Manises. Resolvió dos asuntos de un tiro: las manos para el vídeo y dónde reproducir las figuras de barro. 

“Todo ha sido Providencia —señala convencida Lucía—. ¿Qué posibilidad había de que un profesor de enfermería, que es amigo mío y que tenía disponibilidad para poner sus manos sobre el barro fuera alfarero?”. 

Momento del rodaje del vídeo "Navidad de barro" de la Universidad Católica de Valencia. Crédito: Cedida Lucía Garijo.
Momento del rodaje del vídeo "Navidad de barro" de la Universidad Católica de Valencia. Crédito: Cedida Lucía Garijo.

“Me parece que el Señor ha querido contar esto al mundo y lo ha facilitado todo. Yo no puedo ni siquiera arrogarme la idea del vídeo. Me la encontré”, añade. 

Quedaba la cuestión de las imágenes. Lucía no se sentía con fuerza para ir grabando por las calles: “Soy hipersensible, no aguanto nada”, reconoce.

Entre otras fuentes, encontró un vídeo elaborado por la productora Ongaku para el Opus Dei (Los jóvenes desfilan hacia el barro) que le encantó y del que le han cedido algunas imágenes: “Estoy impresionada con su generosidad”, explica Lucía, quien además subraya: “Han tenido muchísima paciencia conmigo”. 

Una llamada a la esperanza y la alegría

Lucía Garijo explica que todo este proceso providencial “ha sido una ayuda muy grande para vivir el duelo con mi abuela, porque me ha permitido mirar hasta el fondo. Uno se pregunta: ¿Dónde tengo puesta la esperanza? ¿En recuperar la casa?”.

En este tiempo de Adviento y a pocos días de las celebraciones de Navidad Lucía considera que “se pone delante el escándalo que es nuestra fe: un Dios encarnado. Dios no ha tenido asco de nosotros, de nuestro barro. Ha sido un regalo descubrir la profundidad de nuestra fe”.

“Tenemos una fe impresionante, bellísima, con mucha potencia, capaz de estar a la altura del dolor. Porque aquí no vale con cualquier frase rapidita”, añade antes de contar lo que respondió una señora a un sacerdote que trató de infundir ánimos diciendo “ánimo, que ya queda menos”. La señora, respondió con cierta crudeza: “De hecho, no queda casi nada”. 

Con todos estos pensamientos en su corazón, Lucía se plantea: “¿Qué vamos a hacer en Navidad? ¿Vamos a hacer como si no pasara nada, con purpurina por todas partes? No”. 

Y viendo las figuras de barro de su madre, se le venían estos pensamientos: “La primera Navidad fue un parto en el barro. En ese pesebre habría barro”.

Lucía Garijo, directora del laboratorio audiovisual Pensamiento Visible de la Universidad Católica de Valencia. Crédito: Cedida por Lucía Garijo.
Lucía Garijo, directora del laboratorio audiovisual Pensamiento Visible de la Universidad Católica de Valencia. Crédito: Cedida por Lucía Garijo.

En vista de la gran difusión que ha alcanzado el vídeo, Lucía se siente muy contenta, por razones bien profundas, como se puede comprender tras haber conocido el proceso creativo:

“Es una alegría que con algo tan sencillo como un vídeo de dos minutos, la gente pueda pararse y mirar qué significa lo que hemos vivido y el tiempo litúrgico que tenemos delante. Me salta el corazón de alegría de pensar que las personas van a poder mirar al cielo a través de ese vídeo y van a poder tocar la belleza de la fe”.