En una declaración episcopal, los obispos de Rwanda exigieron a la prensa no implicar a la Iglesia en el país como responsable de las matanzas que en 1994 acabaron con las vidas de 500 mil pobladores.
"Acusar a la Iglesia católica de no reconocer su parte de responsabilidad en la propagación de la ideología del genocidio en Rwanda es sin fundamento. La Iglesia tiene razón de no reconocer un crimen que no cometió", señalaron los prelados en el texto publicado por el bimensual religioso Kinyamateka.
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Los nueve obispos de ese Estado reconocen la existencia de responsabilidades individuales -pero no institucionales- en el clero respecto a las masacres.
La carta episcopal responde a un informe parlamentario sobre “persistencia de la ideología genocida”, en el que acusan a la Iglesia de practicar una segregación étnica en la captación de los miembros del clero.
La reacción de los prelados fue enérgica y uno de los firmantes de la carta es el Obispo de Gikongoro, Mons. Augustin Misago, quien en 1999 fue detenido acusado por participación en el genocidio. El Obispo fue liberado dos años después de ser declarado inocente por un tribunal de base.
A mediados de 1994, milicias extremistas y el ejército gubernamental masacraron a más de 500 mil rwandeses tutsi y hutu.
Actualmente, el sacerdote rwandés Athanase Seromba es juzgado por un tribunal de crímenes de guerra debido a la matanza de más de dos mil tutsis que se habían refugiado en una iglesia de Nyange, en el occidente del país.