El Papa Francisco recibió este domingo un ángel dañado durante las inundaciones sufridas por numerosas localidades el pasado mes de octubre en el este español en nombre de “los sacerdotes que hemos llorado” en Valencia.
El presente llegó a manos del Pontífice de la mano de Eva Fernández, corresponsal en el Vaticano de la Cadena COPE (propiedad de la Conferencia Episcopal Española) durante el vuelo de vuelta a Roma desde Córcega, donde tuvo lugar su 47º viaje apostólico.
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La imagen procede de la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, en la localidad de Picaña, tal vez el templo más afectado por la depresión atmosférica aislada en niveles altos (DANA) que afectó Valencia y otras regiones de España el pasado 29 de octubre.
La escultura estaba acompañada por una carta firmada por el vicario episcopal del área metropolitana de Valencia, el P. Jesús Corbí, en la que se explica que se lo entregan “en memoria de todos los que han muerto en esta inundación, en recuerdo de tantas familias que lo han perdido todo, en agradecimiento a todos los voluntarios que nos han ayudado”.
Asimismo, Corbí señala que las palabras y sentimientos recogidos en la misiva los realiza “en nombre de los sacerdotes que hemos llorado y estado embarrados, limpiando, animando y enterrando a los seres queridos”.
El P. Corbí agradece de igual modo las numerosas muestras de cercanía del Papa Francisco a las víctimas de la tragedia, a través de llamadas al Arzobispo de Valencia, Mons. Enrique Benavent, y las visitas del Nuncio Apostólico, Mons. Bernardito Aúza, y del prefecto del Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano integral, Cardenal Michael Czerny.
“Le hacemos llegar este ángel que ha estado durante décadas en gesto de adoración junto al sagrario de la parroquia de Picanya, la más dañada de toda la diócesis. Es signo de oración y sufrimiento y el trabajo de nuestro pueblo que, caminando juntos, vamos a ser peregrinos de esperanza en esta dramática situación”.
El ángel regalado al Santo Padre fue encontrado sin cabeza ni alas tras las inundaciones. El que hacía pareja con él al otro lado del tabernáculo de la parroquia estaba completamente irreconocible, según informa la Archidiócesis de Valencia.